El Madidi y las comunidades cercanas arden, los ministros «sólo llegan al aeropuerto»

El Madidi y las comunidades cercanas arden, los ministros «sólo llegan al aeropuerto»

Foto de portada: Voluntarios pertenencientes a las poblaciones amazónicas.

El fuego en la Amazonía boliviana ya ha consumido miles de hectáreas de bosque y ha llegado a una joya de la biodiversidad: el Parque Nacional Madidi, donde los guardaparques hacen lo que pueden para evitar una catástrofe. El impacto de los incedios en Bolivia es irreversible y ocasiona un desbalance irreparable en la flora, fauna, y la forma de vida de decenas de comunidades indígenas.

El norte boliviano parece un campo de guerra, y el gran ausente -según varios comunarios- es el Gobierno nacional. Los ministros de Gobierno y Defensa llegaron al aeropuerto de Rurrenabaque esta semana y sobrevolaron la zona; pero según los afectados por los incendios, no visitaron las comunidades para conocer de cerca el daño sufrido.

Asimismo, el presidente Luis Arce visitó varias poblaciones de Beni cercanas a los incendios forestales para celebrar los 181 años del departamento. Habló de las «enormes riquezas en flora y fauna, orgullo natural de nuestra patria», pero no hizo mención de la destrucción sin precedentes que ocurre en la Amazonía.

«Los ministros sólo llegaron al aeropuerto de Rurrenabaque y sobrevolaron el área. Ellos dicen que los incendios no son de magnitud, porque de arriba se mira pequeño todo, otra cosa es estar aquí abajo y ver cómo el fuego avanza en línea recta todo un kilómetro», declaró el corregidor de la comunidad Bella Altura, Darío Mamio.

Guardaparques del Madidi, después de una jornada combatiendo el fuego. Foto: Sergio Mendoza.

El dirigente Tacana calificó el sábado 18 de noviembre como el «más caótico de toda la provincia Abel Iturralde. En un sólo día se quemaron miles de hectáreas» de bosque y cultivos. Una catástrofe ante la cual se ha pedido la declaratoria de desastre y la solicitud de ayuda internacional, ya que los supuestos esfuerzos que hacen las autoridades gubernamentales pasan casi imperceptibles en la zona.

Quizás la última vez que Arce se pronunció sobre los incendios fue el 13 de noviembre, cuando dijo que el fuego en la comunidad de Buena Vista, donde se habían quemado alrededor de cinco casas dos días antes, había sido controlado. Entonces dijo que 80 bomberos forestales permencerían en el lugar para «dar seguridad a nuestra población indígena». Pero los indígenas de esta región nunca se sintieron más desprotegidos y abandonados por el Estado.

«Hasta ahora a los ministros no los hemos visto. Sabíamos que tenían una reunión en el aeropuerto de Rurrenabaque y que sobrevolaron la zona. Da tanto coraje que digan que esto no es importante, que los incendios son insignificantes», lamentó la presidenta del Consejo Indígena de Mujeres Tacanas (CIMTA), Verónica Marupa.

Marupa, que se encuentra en la localidad de Tumupasa, San Buenaventura, relató que apenas se notó la ayuda gubernamental y la presencia de los 80 bomberos forestales anunciados por el presidente. Lo que más se nota es el afán de comunarios y voluntarios para frenar los incendios; aunque como dijo Mamio, «ya todo se ha quemado».

Una pareja de bomberos voluntarios en puertas de la Alcaldía de San Buenaventura. Foto: Sergio Mendoza.
Bomberos voluntarios

Adán Chono es un bombero voluntario que junto a su familia (esposa e hijo) combaten las incandescentes llamas que se propagan en San Buenaventura. El 16 de noviembre, Chono se encontraba recostado en el pórtico de la Alcaldía, sudando y recuperando las fuerzas después de enfrentarse al fuego. Su hijo estaba recostado sobre el piso de cemento con las manos sobre el rostro, y su esposa se reclinaba con la vista hacia el suelo intentando introducir algo de aire limpio a sus pulmones.

«Se está combatiendo el fuego ya casi dos meses. Se trabaja día y noche, a veces ni llegamos a la casa. Estamos trabajando duro para tratar de ayudar», contó, a tiempo de asegurar que no se recibió ayuda de las autoridades nacionales ni departamentales.

Carmen Quenebo, esposa de Chono, con la voz ahogada por el humo manifestó: «Tenemos que seguir adelante. Uno de mis compañeros ha sido trasladado al hospital, se ha descompensado, mucho calor, más el humo y el fuego». Quien fue al centro médico era otro familiar, Jaime, su hermano.

El cielo de Rurrenabaque está cubierto por el humo de los incendios. Foto: Sergio Mendoza
El Madidi en llamas

Hace ya varias semanas que el fuego ingresó al Parque Nacional y Área Protegida Madidi, una de las áreas más importantes en biodiversidad a nivel mundial.

El director del parque, Rolando Pérez, informó en las redes del Sernap que se han registrado incendios en San Miguel del Bala, en San José de Uchupiamonas, y en el Cerro Brujo.

Un total de 28 guardaparques (todo el personal del que dispone esta dirección están movilizados para frenar el fuego que destruye invaluable flora y fauna en el área protegida. «Si no hacemos esto vamos a perder todo lo que se ha ido preservando, conservando: los diferentes ecosistemas del área protegida. Esto (el fuego) está ocasionando efectos negativos que pueden derivar en la destrucción de nuestra masa vegetal, en la pérdida de nuestra fauna. Con esto además alteramos nuestro ciclo hídrico», declaró Pérez.

Sucios y agotados, de vuelta en la camioneta que los transportará a su tarea diaria y que parece inacabable, uno de los guardaparques grita cuando se le pregunta qué pediría al Gobierno: «Que declare desastre en todo el país y una pausa ecológica».

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