Mujeres indígenas sufren amenazas de golpes y violación por defender su territorio del extractivismo

Mujeres indígenas sufren amenazas de golpes y violación por defender su territorio del extractivismo

“Es terrible ser mujer y defender nuestro territorio (…) Nosotras estamos decididas y si tenemos que morir, así vamos a morir, pero peleando”, dijo entre lágrimas la líder indígena del Ayllu Antequera (Oruro), Bertha Ayala, quien desde hace 11 años lucha contra la actividad minera para defender su territorio y dejar un espacio saludable y digno a sus hijos y a las futuras generaciones.

Día tras día, decenas de mujeres indígenas hacen frente a las actividades extractivas como la minería o la explotación de hidrocarburos, que destruyen el hábitat natural de los pueblos y de la vida silvestre, ignorando la existencia de la normativa vigente.

En ese sentido, el Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), con el apoyo de Diakonia, sistematizó las experiencias de mujeres defensoras de territorios que pertenecen a una veintena de organizaciones y comunidades que resistieron el extractivismo entre el 2015 y el 2022.

Los resultados de esta sistematización se presentaron el 27 de junio con la participación de las protagonistas y diferentes instituciones y organizaciones de la sociedad civil.

“La sistematización pone en evidencia la situación de riesgo que viven las mujeres defensoras y los mecanismos de protección que ellas y sus organizaciones han utilizado como defensa y autoprotección colectiva en un contexto de crecientes amenazas, ausencia de protección estatal e incluso complicidad del Estado en las vulneraciones a sus derechos”, resume el documento.

Encuentro organizado por el CEDIB para presentar los resultados de la sistematización de mujeres defensoras de territorios. Foto: Yenny Escalante.
Experiencias

Paola Gareca es una defensora de la Reserva de Flora y Fauna Tariquía, ubicada en el departamento de Tarija. Busca el cese de la extracción de gas y petróleo que desde el 2016 dejó pasivos ambientales que hasta la fecha dañan el ecosistema de la región. A pesar de ser ejecutiva de la Sub Central de Tariquía, no le permiten el ingreso a la zona en donde trabaja la empresa petrolera subsidiaria de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).

“Nosotras, como defensoras, somos amenazadas de todo por la defensa que hacemos del territorio, pero no podemos estar permitiendo tanto destrozo a nuestra madre tierra, no podemos permitir que arruinen el territorio donde nosotros vivimos”, manifestó.

Otra de las mujeres defensoras de Tariquía es Janeth Alfaro, quien anteriormente relató que varias veces fue amenazada por dirigentes; sin embargo, eso no la silenció y continuó denunciando ante la prensa la destrucción paulatina de la naturaleza, que es el lugar donde ella vive junto con su familia.

«A mi esposo le han comunicado que yo ya no tengo ‘pisada en la reserva’. Un guardaparque había dado la orden al portero para que yo no ingrese a la reserva por órdenes del presidente del distrito y del presidente de Monitoreo Ambiental del pozo Astilleros (…) He conseguido una abogada, pero de todas maneras yo voy a entrar, no me pueden prohibir porque ahí tengo mi casa», sostuvo.

El primer riesgo de las defensoras de derechos es su condición de mujer; el segundo factor que suma y profundiza el nivel de riesgo tiene que ver con su rol de defensoría. Es así que se identificó la situación en la que viven: son víctimas de múltiples amenazas y ataques violentos, verbales y físicos; ataques contra su identidad de mujeres defensoras, particularmente en su reputación e imagen; criminalización y judicialización, sanciones económicas, entre otros, informó la representante del CEDIB, Gabriela Vargas.

“Centrándonos en la experiencia directa de las mujeres defensoras, identificamos como amenazas principales los ataques violentos, físicos y verbales. Estos se convierten en una serie de acciones constantes que pueden ser a través del diálogo, el discurso, llamadas, amenazas verbales, éstas normalmente implica el cuerpo de las mujeres, porque las amenazas están vinculadas a golpes físicos en las zonas sensibles de las mujeres, a amenazas de violación, abuso sexual y de maltrato físico”, indicó.

Campamentos petroleros en el interior de la reserva de Tariquía, en Tarija. Foto: Janeth Alfaro, comunaria de Tariquía.

Vargas contó que las mujeres defensoras aseguran que fueron amedrentadas en tantas ocasiones que lo único que les queda es asumir estrategias, como andar acompañadas para que esa amenaza no se haga realidad.

Por otro lado, la integrante del Consejo de Justicia Ayllu Acre Antequera y oriunda de la comunidad Totoral Chico de la provincia Poopó de Oruro, Bertha Ayala, compartió su experiencia respecto a la defensa de su territorio que fue avasallado por la empresa minera Illapa S.A.

“En la comunidad, las mujeres somos totalmente difamadas, discriminadas. En una comunidad pequeña todo se sabe, con quién andas, qué comes, a qué hora sales, es triste vivir así como mujeres, eso duele. Yo pido a nuestras compañeras que actualmente están ejerciendo un cargo público en el Estado, que nos puedan ayudar, yo estoy cansada de tanta pelea”, enfatizó.

Contó que su lucha no sólo es en su territorio, con las empresas, sino con las instituciones públicas, puesto que ahora es más difícil que las mujeres sean escuchadas porque ni siquiera se les permiten el ingreso a las oficinas del Estado si no es con una carta, aval, recomendación o previa entrevista agendada con alguna autoridad.

Entre llanto de impotencia, contó que la empresa transnacional contaminó todas las afluentes de agua en la zona donde ella vive, lo que generó la migración de su gente.

“No nos damos cuenta cómo la minería está acabando con nuestro territorio (…) Es triste ver un río de gran tamaño contaminado y cómo la vaca está al frente queriendo tomar y esa agua no se puede consumir. Es doloroso, duele en el alma, pero qué hacemos, nadie dice nada, aquí más les importa la plata, pero no nos damos cuenta qué vamos a comer a futuro”, expresó.

Actividad minera en el interior del Parque Madidi, La Paz. Foto: CONTIOCAP
Apuntes:

¿Bolivia tiene normas que protegen a defensores de derechos?

Bolivia es uno de los países con menor desarrollo normativo en materia de defensa de derechos humanos.

Principales perpetradores de las amenazas

Las mujeres defensoras apuntan a los funcionarios públicos del nivel central, departamental y municipal; los grupos interculturales, sectores afines al Gobierno y militantes del MAS; empresas nacionales e internacionales y cooperativas mineras; la Policía y los militares, autoridades del órgano judicial, entre otros.

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