Las cooperativas y empresas mineras se apoderaron del ayllu San Agustín de Puñaca, un territorio indígena que alberga a cuatro comunidades en el municipio de Poopó en Oruro.
Allí ya no hay vida, la copajira negra (agua ácida de mina) que recorre la región quemó el pasto y contaminó los ríos y lagos, de los pozos ya sólo sale agua agua salada y la gente migra para sobrevivir. A los que se quedaron no les queda otra opción que tomar y comer lo que hay, y ello les trajo como consecuencia un envenenamiento lento y paulatino: están intoxicados con arsénico, cadmio y plomo. Es por ello que exigen soluciones concretas a este problema social.
Las máximas autoridades de este pueblo indígena tuvieron que viajar hasta La Paz para hacer pública la denuncia, pues en los alrededores de esos pueblos abandonados, el Gobierno hace oídos sordos, o al menos eso es lo que parece.
A pesar de que en 2021 presentaron una acción popular para frenar la contaminación minera, a la primera oportunidad que tuvieron para lograrlo a través del Tribunal Constitucional Plurinacional (TSP), técnicos del Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA) entorpecieron el proceso, pues presentaron un informe con conclusiones que contenían específicamente tres puntos que no mencionaban dicha contaminación ni sus efectos.
Basándose en esta información, el TSP resolvió que no existe contaminación generada por la mano del hombre y quiso cerrar el proceso, sin embargo, los afectados apelaron y están a la espera de una respuesta.
El tata Mallku, Prudencio Poma, mostró su preocupación al observar la indiferencia de funcionarios del MMAyA y del mismo Gobierno que, desde hace más de dos décadas, no hacen nada al respecto, cuando uno de los principales contaminantes es la empresa estatal minera Huanuni.
Exámenes de laboratorio
Los comunarios indígenas se hicieron un examen de sangre y orina para conocer su estado de salud, toda vez que desde hace años consumen agua y productos contaminados, y los resultados fueron alarmantes.
Se confirmó una intoxicación por arsénico en el 100% de las muestras, de cadmio en el 10% y de plomo en el 5%.
El 7 de septiembre, en coordinación con el Centro de Salud Poopó, el Centro de Comunicación y Desarrollo Andino (CENDA) y el Laboratorio CETOX de Perú, se tomaron muestras biológicas de 20 hombres y mujeres, de entre 43 y 74 años de edad, de las comunidades de Puñaca y Yuracari. Para las pruebas se utilizaron parámetros internacionales, dado que Bolivia no cuenta con una norma que establezca los valores de referencia para la concentración de metales pesados en el cuerpo.
De las 20 personas que formaron parte de los estudios, el 100% presenta concentraciones de arsénico que oscilan entre 17,6 y 215,64 µg/L (microgramo por litro). Dichos valores son superiores al límite referido por la Unión Europea(UE), que es de 15 µg/L. Tres personas presentan concentraciones que superan de 10 a 15 veces el valor referencial. En el caso de los resultados para plomo, cuatro personas presentaron niveles detectables en sangre, con 7,20 µg/L; una de ellas supera los niveles referenciales de la UE, que son de 5 µg/L. Asimismo, se detectó a dos personas que presentan niveles detectables de Cadmio en el organismo, una duplica el valor referencial de 1 µg/L.
¿Qué exigen para solucionar el problema?
El tata Mallku Prudencio Poma, en compañía de otros hombres y mujeres líderes, manifestó públicamente en conferencia de prensa que tienen tres pedidos puntuales:
- Un centro de salud adecuado y con atención gratuita para que realice el tratamiento integral a los afectados.
- Agua y forraje para los animales y agua potable para las personas.
- Frenar inmediatamente la actividad minera ilegal que atenta contra la vida y la salud de las personas y los animales.
