De rockero a político anarco capitalista

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Navegaba por los canales de Youtube un sábado de pandemia por la noche, y entonces, lo vi. A primera vista llamó mi atención aquella melena que se agitaba, mientras él hablaba con la devoción con la que un amante se refiere a su musa, pero en este caso, la inspiración se regía por la economía, la política, el fútbol y el rock sesentero. Así fue como me encontré con Javier Milei.

Catalogado como un candidato de ultra derecha en las últimas elecciones primarias de Argentina, y autodenominado como libertario, Javier Milei alcanzó el 30% de los votos, situándose en el primer lugar frente a Sergio Massa, Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez y Juan Grabois, y teniendo hoy en día una tendencia al 42%. Lo que podría predecir su futuro presidencial.

Si bien es cierto que a sus 52 años ha encontrado en la política la trinchera desde donde pelear, en su juventud, el fútbol y la música fueron su refugio total ante algunas vicisitudes que le tocó atravesar. Fue arquero de las divisiones juveniles de Chacarita y vocalista de Everest, grupo de rock que se dio a conocer por hacer covers de los Rolling Stones. Sin embargo, intrigado por la hiperinflación de su país, decidió enfocarse en el estudio de la Economía, que lo ha llevado a situarse en la actualidad como uno de los referentes más críticos de la política económica a nivel Latinoamérica.

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Es cierto que ha recibido muchas críticas a partir de su propuesta presidencial, incluso, ha sido comparado con Adolf Hitler; pero, a pesar de ello, su popularidad ha trascendido en esta época en la que las nuevas olas de votantes buscan un cambio de 360 grados. Probablemente esto se deba a la conjunción de elementos que caracterizan su personalidad, y que, para muchos, sobre todo para las nuevas generaciones, resulta atractivo. Quién diría que por sus aptitudes a nivel personal, sin dejar de lado su capacidad profesional e intelectual, Milei haría tambalear las ruedas del peronismo.

Si se tiene en cuenta el apoyo al candidato, la mitad de las personas que lo respaldan tienen menos de 30 años, y esto, debido a la imagen que ha decidido proyectar como un hombre antisistema, desde un discurso contra el statuo quo.

Este anarco capitalista que no teme a cantar a viva voz con la corbata puesta o la chaqueta de cuero mientras realiza su campaña electoral, criticando a la casta política y pregonando la libertad del mercado y la idea de un estado con mínima intervención en la economía, es fenómeno en redes sociales gracias a un marketing que comenzó en 2018 y cuya finalidad era y es la de potenciar su estilo provocador, la irreverencia de sus actos y situando en la palestra el discurso liberal libertario, que tiene que ver con el entendimiento de los fenómenos sociales a través de la compresión de las acciones individuales. De hecho, fue su faceta como comentarista económico en varios programas de televisión lo que lo llevó al estrellato.

Es interesante cómo se ha potenciado tanto la marca Milei, que, incluso, los medios hablan de sus perros mastín inglés, cada uno con un nombre de algún economista que admira: Conan, Murray, Milton, Robert y Lucas, a quienes, por cierto, ha dedicado su triunfo en estas elecciones primarias.

No me cabe duda de la importancia de este personaje, no sólo en el show de la política argentina, sino también, en el contexto de un mercado latinoamericano abaratado de discursos. ¿Será que necesitamos a alguien así? Lo ideal sería analizar el fondo y trasfondo de lo que pretende hacer, así como se debe leer la letra chica de cualquier documento que se firma. En lo que a mí respecta, sus políticas económicas me parecen bastante loables ante el aullido de la tormenta, pero, ¿qué pasa con la libre compra de armas y la legalización de la venta de órganos?, temas que también son parte de su propuesta…

En fin, siendo la cotidianidad el telón de las perversiones políticas, y paradójicamente, sirviendo también como espacio para la construcción de reflexiones, es preciso comprender la manera en la que las nuevas figuras que toman las decisiones acerca de un país, llevan a cabo su plan de seducción hacia las masas. En este caso, la anarquía, el rock y un grito de guerra, parecen ser los elementos que definirían el rumbo de un país.

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