Googleen gatos de Minamata

Una persona enferma por la contaminación de Minamata

¿Tal vez es demasiado morboso el pedido? Mejor no lo hagan, puede ser traumático.

Las imágenes de la violencia en sus diferentes formas pueden tener impacto en las personas de manera distinta. A veces pensamos que lo explícito nos puede provocar el suficiente miedo para movilizar las ganas de hacer algo al respecto, pero en realidad muchas veces solo paraliza, shockea y hace que la gente alegue demencia para ni siquiera tener que pensar en ello: es demasiado. Las personas tienen sus propios asuntos y si apenas pueden gestionar sus propias frustraciones que impactan en sus vidas, menos van a poder responder ante problemáticas sobre las que no se puede tener incidencia alguna.

Yo solita no puedo detener a los mineros que entran en áreas protegidas, ni puedo resolver desastres naturales, violaciones a derechos humanos o conflictos bélicos en otros países. Se necesita organización colectiva. Las marchas muchas veces son la manera simbólica en la que una problemática forma en la masa un cuerpo para gritar en las calles, pero en realidad los que tienen el poder para hacer que las cosas de hecho cambien de rumbo están muy lejos de nuestro alcance. Las calles son un respaldo a todo eso, necesario sí, pero no suficiente.

A menos que al finalizar la protesta se vaya a concretar algo material, una marcha queda en el plano simbólico, -que no está mal-, muchas luchas son simbólicas, eso no es una mala palabra, pero se corre el riesgo de una “falsa victoria”.

Hace pocos días escuché a Flavia Broffoni de XR Argentina, una importante activista ambiental, anunciar que dejaba las redes sociales post elección presidencial. Si bien no estoy del todo de acuerdo con algunos argumentos que presenta, sí que es necesario repensar cómo se está luchando, y cómo las redes sociales nos dan una respuesta física que se comporta como una droga haciéndonos adictas. ¡Basta de firmas de change.org! es una falsa ilusión de que se está haciendo algo, cuando lo que se necesita que se haga es otra cosa.

María Galindo también habló sobre cómo se necesitan políticas concretas en vez de marchas, sin necesidad de menospreciar a quienes marchan. A mi me encantan las marchas, siento que es un espacio de contención y de expresión necesario, pero tiene razón. Esto me lleva a la conclusión de que cada quien actúa como mejor le parezca para cumplir con los objetivos que convoca a luchar, la lucha que cada quien elija, (porque no podemos estar en todo.)

Como Deleuze dijo, la contra-información se vuelve efectiva sólo cuando se convierte en un acto de resistencia. ¿Cómo pasamos del horror de las imágenes a acciones concretas sin que en el camino nos deprima la horrible realidad?

Lo que tenemos que buscar es convocar a más gente a que se organice, porque entre convencidos ya estamos saturados. Tampoco podemos estar midiendo el nivel de activismo que una persona tenga en diferencia con otra. Si es más o menos, es irrelevante. El objetivo general es simple: llamar a más gente que se sume. Cada quien tiene su propia lucha ya sea por relacionamiento con las víctimas, o porque está cerca territorialmente, o porque tiene el tiempo para dedicarse a ello, no podemos pedirle a alguien a quien su casa se le incendió anteayer y que perdió todos sus modos de subsistencia, que sume su activismo para causas más globales por su urgencia y violencia. Alguien también tiene que encargarse de las “pequeñas” cosas que pasan a la vuelta de la esquina.

Googleen Minamata, Japón, que en los años 60 se determinó que una industria de plásticos que usaba mercurio contaminó toda la zona, generando irreparables muertes y enfermedades. Entre sus afecciones está el deterioro del sistema nervioso, que es lo que afecta a los gatos de Minamata, que comían peces del mar contaminados, lo que hizo que parezca como si estuviesen bailando de una manera muy dolorosa y tortuosa hasta morir.

Según el Relator Especial sobre Sustancias Tóxicas y Derechos Humanos de la ONU, Marcos Orellana, Bolivia sería el próximo Minamata por el nivel de contaminación con mercurio que existe. A mi eso me da terror ¿Cuánto nos estamos enfermando tan solo por existir en este territorio? En 2016 indígenas Tacana que habitan en el Madidi quisieron industrializar el pescado de su territorio, pero les salía que su pescado tenía casi 8 µg/l. Lo permitido es 1.

¿Cómo se lucha contra esto? Queramos o no, impacta en nuestros cuerpos sin necesidad de estar siquiera en el lugar de contaminación. ¿Este miedo que siento al conocer esta realidad hace que mi lucha por esta temática sea más importante o menos, que las miles de luchas que existen no solo en Bolivia, sino en el mundo?

No necesitamos disputar lugares de poder para hacer este “casting” de “con cual lucha me quedo, o importa”. Necesitamos extender los llamados para que más personas se unan a alguna causa, la que sea.

* La Nube, como medio de comunicación, no asume responsabilidad por los puntos de vista expresados en estas columnas. La diversidad de opiniones es fundamental en el ejercicio del libre pensamiento y la democracia, y cada autor es responsable de sus propias palabras.

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