Ariana, el ataque cobarde y el silencio cómplice

Ella con su micrófono, su credencial y sus audífonos. Ellos, unos seis, la rodean, se acercan cada vez más, la encañonan con sus amenazas, le exigen que se vaya, le echan agua y cerveza por la espalda, intentan quitarle su bolso y su celular. Ella mantiene la serenidad pese al asedio, hace su trabajo, pero finalmente tiene que irse.

La periodista Ariana Antezana, de la Red Uno, fue agredida la semana pasada por un grupo de varones que celebraban el congreso ordinario del Movimiento Al Socialismo, en la población chapareña de Lauca Ñ. La comunicadora llegó al lugar junto con su camarógrafo, Abraham Pareja, para informar desde una unidad móvil las conclusiones a las que los militantes habían llegado. Sin embargo, se toparon con gente violenta.

Militantes del MAS en pleno congreso ordinario, el pasado miércoles. (Archivo)

Traigo a escena el caso de Ariana porque este 11 de octubre se conmemoró un año más el Día de la Mujer Boliviana y seguramente para mi colega hasta hoy, ocho días después de haber sido agredida, no hay justicia.

Gremios periodísticos y hasta asambleístas nacionales, de oficialismo y oposición, se pronunciaron contra las agresiones que sufrieron mis colegas, pero ni la Policía ni autoridades del Ministerio de Gobierno se acercaron siquiera para censurar esos actos.

¿Por qué el silencio cómplice?, ¿por qué la Policía no actuó para proteger al equipo periodístico?, ¿había policías en el lugar?

No, no había policías porque hace al menos cinco años que el Chapare es tierra donde solo mandan cocaleros afines al MAS y a la cual no tienen acceso ni las fuerzas del Estado. En la crisis política y social del 2019 fueron ellos quienes expulsaron a los policías de esta zona del trópico bajo fuertes amenazas. Pues ahora el panorama no ha cambiado mucho. Por más intención que tengan de proteger, no lo hacen por temor a quienes mandan en esa zona.

Y como esto es una cadena, la Policía depende del Ministerio de Gobierno y sin una orden tampoco pueden actuar. Lo más irónico es que ayer, el mensaje de Eduardo Del Castillo por el Día de la Mujer Boliviana es muy elocuente: “Sabemos que queda un largo camino por recorrer para cerrar las brechas de desigualdad, pero tenemos la certeza que las reivindicaciones obtenidas por la lucha de las mujeres posibilitarán la construcción de una sociedad mejor”. ¿Y Ariana Antezana, señor ministro? ¿dónde está la protección del Estado para ella y así se pueda construir una sociedad mejor? Entonces, hay que actuar en consecuencia.

Bandera del MAS IPSP, cuyo líder es Evo Morales. (Archivo)

Ariana es el ejemplo actual, ella ha sido agredida y otros vulneraron sus derechos constitucionales. Sin embargo, son muchas las mujeres periodistas que todos los días sufren algún tipo de agresión, maltrato en entidades públicas, acoso de policías o de militares, insultos de sectores sociales… Todos coinciden en agredirlas ensalzando el hecho de que son mujeres y nadie hace nada.

Ariana fue valiente, pese al hostigamiento de varones que incluso estaban en aparente estado de ebriedad. Ariana intentó seguir con su despacho periodístico al igual que su compañero Abraham. Ariana se puso firme y les pedía que la dejen trabajar aun cuando las expresiones eran cada vez más violentas.

Ariana es valiente.

*La Nube, como medio de comunicación, no asume responsabilidad por los puntos de vista expresados en estas columnas. La diversidad de opiniones es fundamental en el ejercicio del libre pensamiento y la democracia, y cada autor es responsable de sus propias palabras.

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