«Women Talking» y el camino transitado

Fue una noche de junio de 2009, que en la colonia menonita de Manitoba, Bolivia, la pesadilla de un grupo de mujeres llegó a su fin, tras haber sido despojadas de su inocencia y libertad. Quizá nada habría salido a la luz de no ser por la necesidad de encontrar un refugio en la historia; así fue cómo Jean Friedman-Rudovsky, periodista de la revista Time, develó uno de los hechos más repudiados a nivel social: la violación a 151 mujeres, que mientras dormían fueron abusadas por miembros de su comunidad.

De acuerdo con el reportaje realizado por Friedman, los residentes de la colonia de Manitoba creyeron que algún demonio violaba a las mujeres. ¿A razón de qué pensaron esto? Bueno, claramente, no hay forma coherente de explicar cómo una mujer podía despertar adolorida sobre un charco de sangre y no recordar nada de lo que la noche anterior había sucedido, sin embargo, al tener los menonitas una religión pacifista, originada por el movimiento cristiano anabaptista y con un claro adoctrinamiento ultra conservador, imaginar la idea del acto sexual fuera de los preceptos familiares, implica un pecado, un alejamiento al reino de Dios.

Mujeres entre 3 y 65 años fueron cobardemente abusadas, hasta que en 2009, dos hombres lograron ser atrapados al ingresar a la casa de un vecino, para que posteriormente, esa cifra aumentara a nueve personas, que usando un spray anestésico, cometieron sus fechorías entre el silencio y la oscuridad. Pero no fue hasta el juicio de 2011, que la historia completa sobre los crímenes salió a la luz. A pesar de ello, ninguna de las víctimas recibió terapia o algún tipo de asistencia.

Esta historia, que con los años parecería haberse silenciado, cobró vida gracias a la novela de la escritora canadiense Miriam Toews, titulada Women Talking, cuyo argumento fue adaptado al cine por Sarah Polley, bajo el mismo nombre, y que este año ha sido nominado en los premios Oscar en las categorías de mejor película y mejor guion adaptado.

Lo que retrata Toews en su libro, conlleva consigo una crítica al autoritarismo y al fundamentalismo que son parte inherente de la convivencia dentro de una colonia menonita, sin caer por esto en la revictimización.

Por la intensidad de los hechos que se exponen, tanto en el libro como en la novela, las opiniones han sido diversas y se han sometido a la crítica social. Sin embargo, y aunque suene lamentable, es difícil que una comunidad religiosa separatista se libere fácilmente de los peligros asociados a la ignorancia, la culpa y la opresión.

Sin duda, mostrar qué es lo que pasa cuando la esperanza toma un papel protagónico, representa la apertura a un espacio en el que el temor y la valentía se enfrentan en un diálogo del que depende la libertad.

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