Covid-19: Cinco años después, la vigilancia continúa siendo clave en Tarija

En las calles, las mascarillas son una excepción, el desinfectante de manos y distancia social son un recuerdo lejano. La pandemia del coronavirus (SARS-CoV-2), que nos mantuvo en vilo durante más de dos años parece haber quedado en el olvido para muchos.

Por Acceso Investigativo para la Red de Medios Digitales

Jueves 27 de febrero de 2025- Han pasado casi cinco años desde la declaración de emergencia sanitaria nacional por la pandemia del Covid-19, y en Tarija la población parece haber superado el virus, o al menos eso aparenta, ya que las normas sanitarias han quedado en el olvido “como un mal recuerdo”. Sin embargo, los médicos se mantienen vigilantes, monitoreando cualquier señal de un posible resurgimiento de la enfermedad, conscientes de que el virus persiste, llegó para quedarse y podría generar nuevos brotes. Por eso consideran estratégico la vigilancia sostenida para detectar a tiempo nuevos casos.

En enero, Bolivia reportó al menos 1.056 casos positivos de Covid, con un incremento exponencial en Santa Cruz (650), seguido de Cochabamba (308), situación que llevó el Servicio Departamental de Salud (SEDES) Tarija a emitir una alerta sanitaria sostenida. Pues ese mes, se registró un aumento significativo: de 8 en la primera semana a 55 al final del mes. La segunda semana fue la más afectada, los municipios con mayor número de contagios fueron: Cercado (19), Villa Montes (3), Bermejo (2), El Puente (1) y Yacuiba (1).

Oscar Camacho, ex director del Sedes Tarija.

“Usar el barbijo y mantener el distanciamiento social son medidas sencillas, pero efectivas para prevenir la propagación del virus, por eso la colaboración de la población es crucial para evitar un mayor incremento de casos y proteger la salud de las familias”, asegura el ex director del SEDES, Oscar Camacho.

Aunque en las calles el uso de barbijo es una excepción, el desinfectante de manos y distancia social, entre otras normas sanitarias para prevenir la enfermedad son un recuerdo lejano y la pandemia que nos mantuvo en vilo durante el casi tres años (2020,2021 y 2022) parece haber quedado en el olvido para muchos.

Si bien, febrero no registró casos de Covid en el departamento, para Camacho la vigilancia sostenida en tanto en el área urbana como zonas dispersas y el compromiso del personal médico, permiten la detección temprana de la enfermedad y la asistencia inmediata. Aunque, reconoce que la despreocupación de la población es evidente, la afluencia a los centros médicos es baja, son pocos los que acuden a consultas médicas por el virus, generalmente las personas con enfermedades de base; y los tiempos cuando los hospitales estaban llenos quedaron atrás.

Ante esa situación, el médico hizo un llamado a la población a “no bajar la guardia” y colaborar con la prevención y contención del virus, particularmente durante las festividades de Carnaval, que suelen congregar multitudes. “Si tienen síntomas de resfrío, deben usar el barbijo para evitar contagiar a quienes los rodean”, recomendó.

La preocupación por un rebrote del Covid, es latente en Tarija, por eso Jaime Márquez, vicepresidente del Colegio Médico de Tarija Márquez, recomendó a la población dejar de lado la costumbre popular de “te invito”, ya que al compartir la misma copa (vaso) se puede transmitir alguna virosis u otra enfermedad.

Jaime Márquez, vicepresidente del Colegio Médico de Tarija.

El primer caso positivo de Covid-19 en Bolivia se confirmó el 10 de marzo de 2020, y marcó el inicio de una crisis sanitaria que en pocos meses transformaría la vida de todos. La incertidumbre y el temor se apoderaron de la población boliviana ante una enfermedad de la que se sabía muy poco.

“El virus nos ha encontrado en bajada, sin frenos y en curva, nadie sabia qué hacer. Han habido tratamientos de toda clase, se aplicaron retrovirales. Hemos dado antibióticos a mucha gente que hacia neumonía por el Covid y hemos pasado una alta dosis de corticoides”, recuerda el doctor Márquez, quien trabaja en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Regional San Juan de Dios.

Indica que la pandemia del Covid-19 ha dejado “una tremenda enseñanza”, tanto para el sistema de salud y como profesional, aunque el principal aprendizaje fue respecto en el comportamiento humano como: darle importancia al distanciamiento social, usar barbijo y el lavado de manos para evitar contagios. Lecciones que ahora “lamentablemente estamos olvidando”. Aun así, rescata que la pandemia nos enseñó a ser más conscientes de cuando estamos enfermos, ya sea por una patología viral o bacteriana.

“Como médicos les decimos e insistimos a la gente que no abandonen las medidas de higiene que aprendimos con el Covid, el virus no ha desaparecido, pues las medidas de bioseguridad no solo son importantes para prevenir el virus, sino también para evitar otras patologías bacterianas como la salmonela y la parasitosis, que se propagan por la falta de higiene en las manos”, sostiene.
En la comunidad de Palos Blancos (176 km de la ciudad de Tarija) donde residen más de 300 familias, se reportó el primer caos positivo de Covid-19 del departamento en marzo del 2020, recuerda la Soledad López Saldaña, quien es médico general del Centro de Salud de lugar y entonces lideraba la brigada de vigilancia Epidemiológica.

“La pandemia como a todos, nos tomó de imprevisto, como centro de salud de primer nivel de atención, hemos captado a la primera persona con Covid del municipio, y al no existir un protocolo específico se empezó a aplicar las medidas según cómo reaccionaban los pacientes”, señala.

López destaca el apoyo y coordinación institucional para la contención de la enfermedad desde el primer caso positivo en la zona, situación que aún se mantiene y le permite realizar un monitoreo constante en las familias del lugar y aplicar las vacunas. “No hemos tenido casos complicados dentro de la comunidad. Sí afectó a personas que tenían enfermedades de base, se hizo el seguimiento adecuado conforme las normativas de ese momento”, asegura.

Desde finales del 2022, en Palos Blancos no se registraron casos de Covid, algo que López atribuye a la vigilancia sanitaria permanente que realizan a las familias del lugar, pues “como en muchas zonas rurales las recomendaciones poco a poco van quedado en el olvido” y como médicos que estuvieron en primera línea de contingencia se encargan de recodar la importancia de cuidar la salud y asistir a los centros médicos para recibir atención oportuna.

“Estar cara a cara con la enfermedad (Covid) nos hizo más fuertes. De alguna forma, hemos adquirido inmunidad y eso nos ha ayudado a enfrentar la pandemia con mayor resiliencia”, comenta. Para la médico el aprendizaje más importante que le dejo el Covid es “el trabajar e equipo” y recomienda no olvidar las lecciones aprendidas durante la emergencia sanitaria.

Negación y resistencia en zonas rurales

Desde el inicio de la pandemia, en algunas comunidades del departamento de Tarija, se resistieron a seguir las recomendaciones sanitarias para evitar el contagio del Covid-19, llegando incluso a negar la existencia de la enfermedad, aunque eso no impidió que el virus se propagara a comunidades aisladas, como es el caso de Narváez, municipio de Entre Ríos, ubicada a dos horas de la ciudad capital, donde residen más de 190 familias.

Se estima que solo un 30% de los casos positivos fueron registrados en el Centro de Salud Narváez, principalmente aquellos que presentaban factores de riesgo, aunque el contagio fue masivo.

“Los casos que recibieron asistencia médica del personal de salud y nos han permitido intervenir fueron aquellos que presentaron un factor de riesgo por edad o enfermedad crónica, porque en muchos de los casos los pacientes no querían dar conocimiento que estaban con Covid”, indica Josué Juárez, médico del Programa de Salud Familiar Comunitaria Intercultural (SAFCI) del lugar.

Según el médico la atención de la pandemia en Narváez y comunidades vecinas, tuvo su “particularidad”, pues “poco o nada le daban importancia a los cuidados, excepto algunas familias, cuyos integrantes tenían enfermedades de base”.

La temporada más alta de contagios en el área rural del departamento se registró entre agosto y septiembre del 2020 y 2021, posterior al pico en la ciudad de Tarija que fue junio y julio, respectivamente.

Josúe Juárez, médico del Centro de Salud Narváez.

Para Juárez gracias a las “pesquisas” que se realizaba el personal médico en la zona, al mes se llegó a aplicar entre 30 a 60 pruebas Covid, tanto de antígeno nasal como rápidas. “Se tuvo bastantes casos positivos”, recuerda.

Lamentó que actualmente la mayoría de las personas de la zona tengan la percepción de que el Covid, es una “enfermedad más” que puede manifestarse en algunas épocas, “le perdieron el temor” y que “poco o nada” sea el aprendizaje que dejó en las familias.

Sin embargo, Juárez asegura que en el Centro de Salud de Narváez están preparados para atender la emergencia, todo el personal tiene actualizados los protocolos, los equipos de bioseguridad como mascarillas, barbijos, desde los más simple a lo complejo para seguridad del personal de salud. Además de estar preparados para identificar al paciente que manifiesta un cuadro clínico moderado o grave, ya sea de Covid u otras patologías virales.

“Después de la pandemia no se ha vuelto a atender casos Covid”, asegura. Y destaca el compromiso los médicos, enfermeras y auxiliares, que no descuidan los protocolos de bioseguridad, realizan recorridos por las comunidades como parte de la estrategia de la vigilancia activa, labor que permite precautelar la salud de la población y prevenir otras patologías.

La importancia de la vacunación

A la estrategia de la vigilancia permanente por el rebrote del virus en el país a inicio de año, desde el Hospital San Juan de Dios, se notificó que todo el personal que trabaja en los centros de salud a cumplir con la vacunación, que este año va por la sexta dosis. En enero Tarija recibió 28.918 dosis contra el Covid -19 de la marca Pfizer, que fueron distribuidas a todas las provincias, según datos del Programa Ampliado de Inmunización (PAI) de Tarija.

La cobertura de vacunación en el departamento supera el 75.10% con al menos una dosis para la población objetivo (de 5 años en adelante), siendo el municipio de Cercado (61%) el que lidera la indemnización, según datos del Ministerio de Salud.

“No olvidemos que parte importante de la dramática disminución de casos de Covid se debe a la vacunación. La virulencia bajó gracias a la vacunación, al menos eso es lo que creo”, afirmó Márquez.

Por las fiestas de fin de año Tarija recibió la visita masiva de gente proveniente de ciudades con un exponencial crecimiento de contagios como Santa Cruz, La Paz y Cochabamba, pero la prevención, la vigilancia sostenida y las recomendaciones a las diferentes empresas de turismo y servicios de hospedaje para que reciban gente vacunada y exijan las normas sanitarias, se considera que dejó un resultado positivo para la salud de los tarijeños.

Una dosis anual contra la Covid-19 refuerza la inmunidad, reduce el riesgo de complicaciones graves, hospitalización y muerte por esta enfermedad respiratoria, es la recomendación desde el Viceministro de Promoción, Vigilancia Epidemiológica y Medicina Tradicional.

“El mensaje para la población es que no abandonemos nunca las medidas de bioseguridad y sobre todo acudir a las campañas de vacunación, no solamente del Covid, sino todas las campañas que hay en el sistema para los diferentes grupos: niños, niñas, personas adultas o con enfermedad de base, tiene que ser vacunada a tiempo, como indica la norma”.

Jaime Márquez, vicepresidente del Colegio Médico de Tarija.

Banco de Sangre fortalecido

La pandemia planteó desafíos sin precedentes para el Banco de Sangre en Tarija, según su director Etzel Arancibia. La demanda de hemocomponentes se mantuvo alta, pero la donación voluntaria disminuyó drásticamente debido al temor al contagio. Esto obligó al Banco a implementar medidas extremas, como recoger donantes a domicilio, para mantener el suministro.

Campaña de recolección de sangre, donantes voluntarios/ Foto: gentileza del Banco de Sangre.

“Había la creencia de que el plasma hiperinmune solucionaba el problema del Covid, y eso llevó a que se incremente la demanda y afrontamos una etapa crítica. Se llegaba requerir entre 20 a 30 hemocomponentes al día por ser un Banco de referencia departamental. Se recibía plasma de Santa Cruz, incluso era un tráfico de dinero (…)”, rememora el médico.

A pesar de las dificultades, el Banco de Sangre logró adaptarse y superar la crisis. La vacunación masiva y las brigadas de vigilancia ayudaron a reducir los contagios, y las campañas de concienciación lograron aumentar la donación voluntaria del 20% al 60%.

“La experiencia de la pandemia para nosotros ha sido muy aguda, sin embargo hemos aprendido mucho desde tener todo el cuidado necesario, estar previstos, tener un plan de contingencia para todo y ahora estamos con criterios más maduros y podemos enfrentar cualquier crisis que pudiera presentarse”, asegura Arancibia. Pues, durante el 2020 el Banco de Sangre registró 3.858 donaciones, mientras en la gestión 2024 se logró 6.444 donaciones, beneficiado a más de 16 mil pacientes.

“La pandemia dejó lecciones valiosas, pero a la vez permitió al Banco de Sangre mejorar su equipamiento, como la adquisición de un equipo de aféresis”, señala Arancibia.

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