STRANGER THINGS, EL OSCURO MUNDO AL REVÉS QUE VIVIMOS A DIARIO

Medio año ha transcurrido del 2022 y con todos los elementos que tenemos a mano, parece ser que el mundo oscuro que plantea la serie más taquillera de Netflix es un juego de niños a comparación de todo lo que vivimos a diario. ¿Acaso soy la única que a veces se despierta pensado que esta “realidad” se acerca más a un sueño que a algo realmente humano? (dudo si el término es apropiado)

Recapitulemos, luego de una pandemia que se extendió más de lo deseado, una nueva amenaza volvió a sonar en nuestras cabezas con un sabor ligeramente conocido, o ¿es que ya olvidamos que el 2020, poco antes de la locura del COVID, la idea de una Tercera Guerra Mundial también sonaba en los medios de comunicación? La operación que aniquiló a Soleimani, comandante de la Fuerza Quds de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, puso a Estados Unidos al borde de una guerra con Irán y así el mes de enero de 2020 tuvo siete días de turbulenta incertidumbre donde un posible enfrentamiento armado entre estos dos países ponía en tensión la posibilidad de una escalada a nivel mundial. Dos años después, esta incertidumbre con nuevos nombres y con otros rostros volvía a poner sobre la mesa la tan temida Tercera Guerra Mundial, esta vez detonada por el enfrentamiento de dos países vecinos: Rusia y Ucrania.

No pasaría demasiado tiempo antes de que una nueva amenaza – otra vez, con cierto sabor familiar – inundara nuestros pensamientos, la viruela del mono llegó en el momento correcto para recordarnos que no importa el daño brutal que puedan hacerse los humanos entre ellos, pues cuando la naturaleza actúa, avanza con pasos agigantados. Pronto esta nueva enfermedad comenzó a expandirse y ya se escuchaban rumores de la posibilidad de una nueva pandemia, pero ¡ojo! Porque la anterior aún no ha terminado y aun así todos fingimos haberla superado, que ya es cosa del pasado. La recuperación económica y la crisis energética de Europa parecen ser los nuevos temas sobre la mesa, incluso la posible guerra a esta altura del año, parece haber pasado a otro plano.

Esta repetición de hechos recuerda levemente a lo que sucede en el imaginario pueblo de Hawkins, espacio principal en el que se desarrolla la cuarta temporada de Stranger Things, donde los personajes de la serie enfrentan al nuevo enemigo, Vecna, quien, a su vez, se vincula estrechamente con un reloj, un símbolo omnipresente que demuestra que tanto en ese como en este mundo, el pasado siempre vuelve. Y es que, aunque a veces la actualidad nos sorprende, no hace falta mirar muy atrás para ver que lo que sucede ahora no es más que una repetición de un pasado aún reciente.

Cuando 21 niños mueren en un tiroteo ¿Qué nombre le ponemos a la ciudad del desastre? Ahora es Uvalde, como en su momento fue Columbine, Connecticut, Parkland o Santa Fe y la discusión sigue girando en torno a las mismas variables y del mismo modo, se apaga dentro de las mismas trabas denigrantes. Pero parece no ser importante, pues el lugar más seguro de la tierra para los niños evidentemente no existe ya en ninguna parte, si en la escuela les disparan y en la casa, el vecino, el tío, el abuelo, el amigo o el hermano los deja sin aire ni chances de seguir adelante, ¿qué nos espera de aquí en adelante? Posiblemente el Upside Down ofrezca mejores oportunidades.

Alguien lúcido mencionó alguna vez que la realidad supera a la ficción, que la mejor escuela de un escritor es la vida misma, que no hace falta buscar monstruos en los roperos, cuando estos se sientan y comparten nuestros sueños, y entonces ¿qué hacemos nosotros, “los buenos”? Saltar de serie en serie, de noticia en noticia, pronunciándonos vehemente en Twitter, Facebook y otras redes contra el horror que sentimos para luego seguir adelante, como si no estuviésemos del otro lado, como si por arte de magia flotáramos por encima del lodo bien armado en el que evidentemente hemos colaborado.

Hace unos días una turba enfurecida arrastraba y quemaba a un monstruo despiadado – y es que no existe otra palabra para nombrarlo – ¡Mierda, estamos hartos! Gritaban los afectados. Hace pocos días enterraban a la victima de ese ser infrahumano, y entre sollozos muchos susurramos: Mierda, estamos acabados.

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