LA VERDE: UNA HISTORIA DE AMOR Y DECEPCIÓN

Al inicio de cada eliminatoria mundialista es inevitable hacerse un poco de ilusión con nuestra selección, prácticamente todos sabemos el paupérrimo rendimiento de la verde y también estamos acostumbrados a las derrotas.

Otra vez el “sueño” comenzó el 2020, sí, en plena pandemia, más vale el dinero que otra cosa, pero al margen de ello, la verde volvía al ruedo, sembrando una nueva esperanza en todos los bolivianos que queremos este deporte.

De entrada, el sueño se derrumbó, tocándonos en las dos primeras fechas a dos titanes de la región como son Brasil y Argentina, debutando con un bochornoso 5 a 0 a favor de los brasileños en tierras cariocas y perdiendo nuevamente con la albiceleste en La Paz.

El mismo 2020 sufrimos otro revés, otra vez perdiendo, esta vez frente a Ecuador en el Siles, luego visitamos a Paraguay, sacándole un empate en tierras guaraníes, es ahí donde nació una pequeña esperanza nuevamente, porque no estamos acostumbrados a sacar puntos de visitante.

En las dos próximas fechas que se llevaron a cabo en junio de este año, nos tocaba recibir a la selección  venezolana, que en los últimos años vino de menos a más, con una evolución muy destacable, saliendo de a poco de ser “la cenicienta” de la región, pero, hicimos respetar la localía, ganando 3 a 1, después nos tocó un partido que siempre tiene un sabor especial, visitábamos a Chile en Santiago, para una grata sorpresa, así como la anterior eliminatoria, rescatamos un empate, igualando con los trasandinos 1 a 1, hasta ese momento renació una pequeña esperanza, estando invicto en los tres últimos partidos jugados y no tan alejado de la zona de clasificación.

En junio de este año volvió a jugarse otra edición de la Copar América en Brasil, para variar, haciendo otra vez un papelón, despidiéndonos muy temprano de esta copa con cero puntos, perdiendo contra Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile. Una de las peores campañas de la selección en una Copa América.     

Las eliminatorias volvieron con una triple fecha en septiembre de este año, aún seguía esa pequeña esperanza por los últimos partidos que la verde disputó por las eliminatorias, pero nos devolvieron a nuestra triste realidad, confiábamos en tener los tres puntos frente a Colombia en La Paz, pero los “cafetaleros” son los que nos sacaron puntos, llevándose un empate, nuevamente se perdieron puntos de local, sentenciándonos otra vez a una cuasi temprana eliminación, después visitamos a Uruguay llevándonos un revés de 4 a 2, para después aterrizar en la Argentina para llevarnos un 3 a 0, enterrando casi completamente la esperanza y volviendo a nuestro lamento boliviano. Siendo nuestro único consuelo tener al goleador de las eliminatorias (hasta el momento), Marcelo Martins, quien cuenta con 8 goles, superando a grandes figuras como Messi y Neymar.     

Los que seguimos constantemente el fútbol boliviano, sabemos que esto no va a cambiar si no es de raíz y trabajando desde abajo, cosa que aún estamos lejos de hacerlo, apuntando tal vez al Mundial del 2030, pero todo refleja a que será más tiempo. Desde 1994 vamos en una involución muy preocupante, exportando cada vez menos jugadores al exterior, dirigentes que cada hacen mal las cosas, jugadores con más amor al dinero que a la camiseta, infraestructura ineficiente, entre otras cosas. 

A pesar de conocer y estar consciente a fondo nuestra realidad y nuestras posibilidades, cada vez que juegue la selección, por más que lo neguemos, siempre habrá esa pequeña esperanza y amor por nuestra verde, que aunque sabemos los resultados, nunca dejará de ser grato unas victorias y una añorada clasificación a un mundial.                

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