Se dice que en cine no basta con tener un buen guión, sino que también hay que tener un elenco a la altura del mismo, eso si quieres que tu película sea un éxito.
Y nada es más cierto en La casa del sur, la opera prima de Carina Oroza, directora boliviana con Máster en guión de la Universidad Autónoma de Barcelona, junto a su codirector Ramiro Fierro. La historia es sólida y las actuaciones lo son aún más.
Son Arwen Delaine, Piti Campos, David Mondaca y Cristian Mercado, este último también como director de actores, quienes en muchos sentidos le dan alma y vida a la película.
Pero es Alejandra Lanza quien se roba el filme con una muy buena interpretación de una mujer que debe adaptarse a una situación compleja, cuando queda a cargo de una niña, ambas encerradas en una hacienda controlada por militares que buscan pruebas de la presencia de guerrilleros en la zona, durante la dictadura de Hugo Banzer Suárez.
Además de guión y elenco, La casa del sur también brilla en su producción. Tanto en la selección de locaciones, como en cómo se representan las pantallas de los celulares, pude ver un esfuerzo que emana originalidad.
El problema, sin embargo, es que es una película de tono muy fluctuante. Su inicio te vende la idea de una historia ligera, casi como Eat Pray Love (2010), hasta que llega la primera secuencia ubicada en el pasado, que cambia el tono drásticamente al drama.
No que esto esté prohibido, sino que el filme de Oroza no logra que ambos tonos puedan convivir. Si bien sus transiciones temporales, a nivel visual, son espectaculares, el desarrollo del drama en los flashbacks se siente algo forzado, especialmente por la música instrumental que acompaña los momentos de mayor dolor para las personajes.
Pero esto es una mácula en una película que logra mantenerse entretenida y que, una vez superada esta dicotomía de tonos, llega a ser tierna y entrañable gracias a su elenco, que en los 89 minutos de duración logran momentos poderosos, en los que te importan los personajes y vives su historia y dolores con ellos.
¿Recomendable? Sí. En cine y con un público que se encariñe con los personajes junto a ti.