El último presupuesto del gobierno de Luis Arce se enfoca en subir el gasto corriente, consumir lo poco que queda de las reservas internacionales, y profundizar los problemas económicos que el país deberá enfrentar en las siguientes gestiones, advierte la Fundación Jubileo en un análisis.
«Este es el último presupuesto de la actual gestión de gobierno, y lamentablemente no se ve una reflexión en sentido de realizar los ajustes o reformas necesarias como es la reducción del gasto y velar por la sostenibilidad de las finanzas públicas. No hay un sinceramiento sobre la situación de la economía y el presupuesto 2025 revela que finalmente acaban postergando el ajuste y por tanto agrandando el problema a futuro», señala Jubileo en su análisis.
El PGE 2025, que hace pocos días se hizo público para su tratamiento en el Congreso, perfila un incremento del gasto corriente en 12% comparado con el 2024, de Bs 155.640 millones, a Bs 174.235 millones. Al mismo tiempo, la inversión pública disminuye en casi un 6%, esto sin considerar que al final de la gestión se ejecuta siempre menos de lo previsto.
Bolivia atravesará por un doceavo año consecutivo de déficit fiscal: el Estado gasta más de lo que genera en ingresos. Después de cerrar un 2023 con casi un 11% de déficit fiscal con relación al PIB, para el 2025 se prevé llegar a un 9,2%. Esto «refleja la compleja situación por la que atraviesan las finanzas públicas en términos de sostenibilidad», dice Jubileo.
La expansión constante del gasto público y el déficit fiscal es cubierto por un aumento de la deuda pública, tanto externa como interna. El proyecto de ley del PGE 2025 prevé utilizar las últimas reservas de oro (22 toneladas que quedan) como garantía para conseguir más deuda externa. Este tipo de operación genera el riesgo de que a futuro se pierdan estas reservas de oro, «ante la imposibilidad de poder pagar estas obligaciones», concluye Jubileo.
