La ciudad de Nuestra Señora de La Paz, capital del departamento de La Paz y sede de Gobierno, fue fundada el 20 de octubre de 1548 por el conquistador español Alonso de Mendoza, mediante la suscripción del acta de fundación de “Nuestra Señora de La Paz” en el templo de Laja.
Este año celebramos sus 476 años; sin embargo, cabe hacernos la pregunta: ¿qué hitos podemos celebrar como departamento?
La Paz, como sede de Gobierno, ha sido secuestrada por los constantes bloqueos, marchas y conflictos de toda índole, generándonos el título de «Departamento conflictivo», lo que ha provocado que las empresas, el capital humano y las inversiones migren a otros departamentos. Esto ha creado una La Paz que ha ido perdiendo su potencial industrial y productivo, convirtiéndonos en una ciudad minera y de servicios.
Vemos cómo la cuasi única actividad que podría recuperar lo perdido, que es la inversión, el empleo y la mejora en la economía, ha ido perdiendo relevancia poco a poco, a la vista y paciencia de nuestras autoridades locales, que no muestran un atisbo de preocupación por la afectación que esto genera a un departamento con tanto potencial cultural, natural e histórico. Esto evidencia la falta de planes de turismo; por ejemplo, a la fecha no se cuenta con una Ley Departamental o Municipal de Turismo.
A continuación, deseo mencionar algunos datos sobre la situación turística: en La Paz ya no se realiza migración, de recibir 19 líneas aéreas en la actualidad llegan solamente 2, y cada vez con más riesgo de que se vayan. Si hablamos de atractivos turísticos: Tiwanacu, que en su momento tenía un importante movimiento por investigación histórica y una cantidad significativa de visitantes, actualmente está por perder el reconocimiento de Patrimonio otorgado por la Unesco. Nuestro Lago Titicaca, el más alto del mundo, está afectado por la contaminación y la crisis climática; el emblemático Illimani sufre debido a la minería ilegal, al igual que nuestros parques nacionales, como Cotapata, Apolobamba y Madidi. Además, la deforestación y la falta de manejo de residuos están afectando a diferentes municipios turísticos o que están trabajando en ello.
Es urgente que cambiemos nuestro modelo de desarrollo, ya que el actual solo nos está sumiendo en una destrucción medioambiental irreversible. Por políticas erróneas o la falta de ellas, estamos afectando una de las actividades que indudablemente podría ayudarnos a salir de la situación en la que nos encontramos y volver a ser un departamento atractivo. Un lugar donde encontramos cultura viva en cada rincón, una gastronomía con restaurantes galardonados mundialmente y, lo más importante, un departamento rico y único en biodiversidad.
