La viralidad en tiempos de tragedia

La situación ambiental en Bolivia en los últimos 2 meses es una de las más graves en la historia del país. Los incendios incontrolables han destruido más de 8,5 millones de hectáreas de bosques, lo que afecta no solo a la naturaleza, sino también a la vida diaria de miles de personas. El humo se ha convertido en una presencia constante en muchas pueblos y ciudades, llenando los centros urbanos de una nube gris de toxicidad. Sin embargo, lo más preocupante no es solo la magnitud de la catástrofe, sino cómo se ha convertido en una tendencia temporal en las redes sociales. La tragedia se ha viralizado, convirtiendo el dolor y la destrucción en clics, me gusta y compartidos.

Captura de Internet

El impacto ya no se limita a la tierra quemada y el aire contaminado. Las consecuencias se extienden hacia una crisis de desplazamiento animal. En una búsqueda desesperada de refugio, numerosas especies silvestres han llegado a las ciudades y otros centros urbanos, llamando la atención de los residentes, que ya suelen ignorar las especies que les rodean a diario debo agregar. Movidos por la empatía, muchas personas han comenzado a dejar comida y agua para los animales. Sin embargo, lo que parece ser una acción noble ha generado una cadena de malentendidos y posibles tragedias. Un ejemplo en redes son los pericos del género Agapornis, aves exóticas africanas que son mascotizadas, pero que ahora son vistas como «víctimas rescatadas». Estas aves, junto con otras especies mal identificadas, son alimentadas generalmente de manera inadecuada, con comida que no es propia desu dieta habitual, lo que podría causarles daños irreversibles. Mientras que las redes sociales celebran el gesto sin considerar sus consecuencias e instan a continuar con estas acciones sin asesoramiento. 

Captura de Internet

Esta situación se torna aún más alarmante cuando la tragedia ambiental se agrava e inicia el tráfico de vida silvestre. Lo que comenzó como un intento de ayudar, ahora se transforma tristemente en la apropiación indebida de animales silvestresdesplazados por el fuego convirtiéndolos en mascotas. Personas bien intencionadas, pero mal informadas, deciden quedarse con estos animales, incrementado el daño tanto para el animal como para el ecosistema. Cabe recalcar que este fenómeno no solo afecta a la fauna local, sino que alimenta un mercado clandestino, que cobra fuerza amparado por las redes sociales. Estos medios se llenan de imágenes de personas exhibiendo animales, muchos ya con años de impronta, domesticados y alejados para siempre de su hábitat natural. En este sentido también muchos medios tradicionales que han saltado a redes, en su afán por aprovechar esta viralidad, terminan fomentando el mascotismo y trafico de vida silvestre, celebrando estas acciones sin analizar las graves consecuencias para fauna y los ecosistemas de donde provienen.

Captura de Internet

Espero que las autoridades nacionales actúen de manera firme para detener este tráfico emergente de animales silvestres. Es fundamental que se inicien los procesos correspondientes contra quienes hayan tomado estas especies de manera ilegal, y poder iniciar un proceso de recuperación y darles una segunda oportunidad. Algunos de estos animales podrán ser reintroducidos a su entorno natural, otros, lamentablemente, ya no. A la par, hago un llamado a los lectores: que la buena voluntad no se traduzca en acciones ilegales que de buenas acciones esta empedrado el camino al infierno. Es crucial que quienes encuentren fauna silvestre se comuniquen con expertos y con los centros de rescate adecuados. Solo así evitaremos que la situación ambiental de Bolivia empeore, y podremos comenzar a reparar el daño causado por los incendios. Nuestra biodiversidad no puede convertirse en una moda viral pasajera, ya que esta en peligro todo el año y merece ser protegida con responsabilidad y compromiso.

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