La vigilia de la Marcha indígena chiquitana campesina está instalada en la capital cruceña tras una caminata de 6 días, donde niños y padres han recorrido juntos largas distancias. Más de 200 personas se encuentran en la protesta, exigiendo atención y acción por parte de las autoridades. La situación es crítica, y ya se reporta que una niña de 8 años y la cacique Beatriz Anselma han tenido que ser trasladadas de urgencia al hospital.
El clamor de esta marcha es claro: proteger la tierra, el hogar, la comunidad, y resistir contra las llamas que destruyen bosques, animales, y la vida misma. La pregunta que se hacen no es hipotética. Para ellos, las quemas que arrasan con sus territorios no solo están destruyendo árboles; están acabando con sus raíces, sus familias, su cultura, y su futuro.
Esta marcha no es solo un recorrido físico, sino un grito de auxilio ante la desatención de las autoridades. ¿Qué harías tú si un fuego devastador amenazara con destruir todo lo que amas? Es la pregunta que estas comunidades están haciendo al país, mientras luchan no solo por sobrevivir, sino por la dignidad y el derecho a existir en paz en sus tierras.