El lunes pasado, un incendio inesperado se desató en el Parque Ambue Ari, un refugio clave para animales rescatados en el corazón del Amazonas boliviano. Lo que parecía ser un fuego aislado se ha convertido en una semana de combate continuo contra las llamas. La situación ha sido angustiante para los trabajadores del parque y las comunidades cercanas, que enfrentan no solo la destrucción del hábitat, sino también el sufrimiento de los animales rescatados.
Según Romain Jaunay, uno de los coordinadores del parque, el esfuerzo conjunto de bomberos, voluntarios, militares y veterinarios ha sido vital para contener el fuego. Vecinos, conductores y hasta helicópteros se han sumado a las operaciones de rescate, mientras que las donaciones han permitido equipar mejor a los que luchan contra el fuego.
Sin embargo, el peligro no ha pasado. El fuego continúa ardiendo en las montañas que rodean el parque, poniendo en riesgo a los animales que han sido quemados, perdidos o separados de sus familias. Jaunay advierte que el trabajo de recuperación será arduo, especialmente considerando que aún quedan varios meses para la llegada de la temporada de lluvias, lo que podría significar más incendios.
A pesar de la desesperación, hay motivos para la esperanza. «Por primera vez en un mes y medio, pudimos ver las estrellas», señala Jaunay, un pequeño signo de que el combate está dando frutos. Sin embargo, pide que la ayuda no se detenga. Se necesitan más donaciones para comprar equipo adicional, como un quad para controlar mejor el área y evitar futuros incendios.
La batalla por salvar Ambue Ari es solo una muestra de la situación crítica que atraviesa el Amazonas, y los que luchan día a día esperan que esto sirva para visibilizar la gravedad de lo que está ocurriendo.