El verde que perdimos en las llamas

El pasado 6 de agosto recordamos la independencia de Bolivia, una nación en el centro de Sudamérica que, inspirada en su fauna y flora, le ha otorgado un espacio en la propia bandera para recordarle al mundo la riqueza que alberga en su territorio.

En esta fecha vuelve a nacer el sentir colectivo del “amor por la patria”, un amor que, sin duda nos conmueve, pero al parecer, todavía no es capaz de hacernos actuar.

Hoy, mientras nuestra Amazonia se encuentra en llamas y miles de vidas inocentes se hacen cenizas, los homenajes y las palabras no son suficientes, es preciso mirar lo incómodo, lo brutal, lo que acontece frente a nuestros ojos cada año y que somos incapaces de detener; los incendios que están acabando, no solo con el “verde” de nuestra bandera, sino también, con la esperanza de una Bolivia verde para las futuras generaciones.

El hecho de ser una nación que alberga una vasta biodiversidad implica una responsabilidad de igual magnitud, una responsabilidad que nuestro país no ha sido capaz de asumir durante los últimos años, de ahí que surjan algunas preguntas como: ¿Cuántas hectáreas de futuro nos está costando la ambición de unos pocos? ¿Cuándo seremos capaces de priorizar lo verdaderamente importante? ¿Cuánto más debemos perder para abrir los ojos?…

El amor por nuestra Bolivia debe ser un discurso congruente en el sentido de que, amar la tierra significa también, no dejarla morir,  la pérdida de cada especie y árbol consumidos en el fuego, representa una herida profunda e irreversible cuyas consecuencias son más evidentes cada año, como la crisis hídrica que está despojando a comunidades enteras de su hogar y que ha tenido fuertes repercusiones en la seguridad alimentaria del país.

Que el amor por esta tierra inocente y hermosa sea hoy, el que nos permita ver más allá del humo de la ambición y reflexionar sobre la Bolivia que queremos ver en el futuro, la Bolivia que le queremos dejar a los más pequeños y sobre aquello que nos marcará como generación en este momento de la historia: nuestras acciones.

El verde de nuestra bandera es algo más que un color, es la representación de la vida que hoy nos urge proteger.

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