¿Alguna vez han organizado una marcha o algún evento propio del activismo? Empecemos en si alguna vez han asistido a una marcha por alguna causa ligada a los derechos humanos. No una que tenga financiamientos partidarios, empresariales o sindicales. Una propia de la población urbana. Siempre habrá alguien con pancartas, más o menos elaboradas, se verán algunas banderas, pañoletas, artes y símbolos que apelan al sentimiento que une a quienes asisten. Alguien cortará las calles, alguien llevará el megáfono, el parlante, alguien contratará el sonido si es algo más grande, alguien hizo los artes de la convocatoria.
Parece obvio decirlo, pero las cosas no salen de un repollo, salen de una organización colectiva que está en constante comunicación, reuniones, asambleas, presenciales, online, etc. Es un tiempo de vida dedicado a movilizar para llegar a un fin, cambiar algo para mejorarlo. En muchos eventos se suele poner el “autoconvocado, independiente de partidos políticos” porque por lo menos en Bolivia, no existe una confianza en la militancia política partidaria -de la ideología que sea- porque suelen apropiarse de las luchas orgánicas para defender o enarbolar a una persona o institución, sea un político o una ONG. (Ojalá en algún momento se pueda superar esas diferencias, será cuando dejen de querer cooptar la organización o ponerlo como resultados de indicadores de algún proyecto.)
La semana pasada una gran marcha ambientalista tomó las calles de La Paz, una de las más grandes de los últimos años. La última marcha masiva que hubo con ese tema fue la del TIPNIS que ha sido organizada por indígenas de tierras bajas. Pero estamos hablando de las marchas netamente urbanas, no indígenas, ni campesinas. Entonces pasa que en las redes sociales empiezan a aparecer mensajes de gente apuntando con el dedo, que por qué fue fulana, que mengano es un posero que no sabe nada, que a su consigna le falta campo, que todo lo que se comparte en redes solo se queda en internet, que la gente en territorio ni se entera, que porque no hablan de x, y, z tema. Nunca falta el “y dónde están las feministas” ya que obviamente apuntaron a Maria Galindo para reclamarle por qué protesta por Palestina y no por los incendios.
Claramente será bienvenida la persona que sabe, no sé, cuáles fueron los temas de las dos últimas audiencias de Bolivia en la CIDH, si es que preocupa que la gente “no sabe mucho del tema”, pero el objetivo es convocar a gente nueva, a gente que no sepa del tema y quiera aprender, que se empape de los pedidos y reivindicaciones que se gritan a todo pulmón, porque entre convencidos somos las mismas personas de siempre y la idea es que más gente se interese. De nuevo, parece lógico, pero hay que explicarlo.
Cada quien participa de una movilización como puede. Cada estrategia de acción se hace desde las herramientas y habilidades que cada persona de manera independiente u organizada tiene. Nada es perfecto, la perfección se hace en el camino, mientras tanto se hace lo que se puede mientras se pueda, como se pueda. Y es muy cómoda esa posición de apuntar con el dedo, de decir quién puede participar o cómo se hacen las cosas. Si saben cómo hacerlo mejor ¿por qué no lo hacen? Si no les gusta la gente que participa ¿por qué no llevan a gente que sí les guste? Pensar que los únicos que pueden protestar por temas ambientales son quienes viven en “el territorio” afectado es una falacia. Es más, el pedido constante de las personas que están en territorio es que por favor se amplíe la protesta.
Pensar que “los únicos afectados” son quienes viven en “territorio” es otra falacia. Por ejemplo, se extrae oro en el Amazonas pero en pleno centro paceño se está quemando mercurio en lugares de compra y venta de oro. Los pescados contaminados de los ríos se distribuyen en diferentes mercados, las verduras regadas con el agua contaminada se consumen en las ciudades. En un estudio realizado en Argentina, se determinó que personas que no viven cerca de los campos fumigados tienen glifosato en el cuerpo. Este es un claro ejemplo de lo que pasa “lejos”, “donde no llega el internet”, “donde las consignas cantadas en las marchas urbanas no llega”, en realidad también pasa en las ciudades.
Entonces se tiene que luchar constantemente contra gente que tiene mucho poder y mucho por perder si es que las legislaciones establecidas a favor de los derechos de la naturaleza se cumpliesen. Pero encima se tiene que combatir con esta posición medio adolescente de cualquier hijo de vecino que se siente único y especial al tildar a las movilizaciones ambientalistas de [inserte el insulto de moda aquí]. Son simples perros de hortelano, no hacen, ni dejan hacer.
Ya hay mucha gente en contra de la Pachamama, medio ambiente, naturaleza, bienes comunes, o el concepto que sientan que es más importante al referirse al tema. ¿Para qué convertirse en un obstáculo más? Y no se trata de coartar la libertad de expresión, se trata de saber usarla para cosas propositivas. Porque los errores que existen, las personas que ocupan su tiempo de vida en el activismo y militancia ambiental claramente los conocen, no hace falta que un x de internet se ponga a explicar lo obvio o afirmar cosas sin conocimiento de causa.
Reneguemos en conjunto, discutamos estas cosas frente a frente, expongamos nuestros puntos, debatamos con argumentos sobre cómo llevar a cabo esta lucha, los invitamos a que se acerquen a presentar propuestas, a unirse a la causa ambiental que más le mueva, hay de todo y para todos. Y si no hay, se la inventa y se hace. Avancemos, no nos quedemos en el eterno miramiento bien boliviano de “porque hacen las cosas como a mi no me gustan”. Seamos mejores que eso.
Ah y por cierto en 2019, María Galindo logró la destitución de Cliver Rodriguez, director de la ABT cuando la Chiquitania se incendiaba. Así que si van a criticarla por lo menos hagan algo que esté a ese nivel. Son largos los caminos a lo largo de la historia de la resistencia que está del lado de la justicia climática, y el hecho de que no conozcamos algo no significa que no exista.
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