En la actualidad, existen diversos estudios e investigaciones que exponen que bailar tiene efectos y beneficios en las personas y en el manejo de emociones. A la segregación de dopamina y serotonina, se le suma la oxigenación cerebral, lo que termina por generar conexiones tan importantes y efectivas, como hacer una rutina de ejercicios físicos, que ayudan al cerebro a mantenerse joven y a potenciar algunas de sus funciones como los reflejos o la memoria.
Carolina Salas es una estudiante universitaria de primer año y está a punto de salir al escenario junto a su grupo de baile. Los nervios y la adrenalina de su cuerpo suben junto con las ansias de bailar. “Sólo podía pensar en todo lo que hicimos para llegar a donde estamos, pero sobre todo, en cómo esto ha cambiado mi forma de ser de alguna manera”, afirma Carolina. Y es que ella cuenta que antes de bailar no podía expresarse y tampoco lograba sentirse segura.
“Comencé a investigar sobre lo que produce el baile en nosotros y descubrí que cuando bailas expresas emociones que eso también puede ayudarte a autorregularse. Cuando bailas puedes mostrar alegría, tristeza, impotencia, paz, todo lo que sientes, y si lo ensayas día a día, eso te lleva a ser consciente y poder trabajar en ti”, comenta la estudiante. Y es que la autorregulación emocional es tomar conciencia de lo que se siente dirigida a mantener, aumentar o suprimir un estado afectivo en curso de manera equilibrada en favor del individuo. Esto aplicado a bailar se convierte en una estrategia que puede regular las emociones de manera efectiva en las personas.
En un principio antes de ser bailarina, para Carolina, bailar fue una forma de integración con su grupo de amigos, pero jamás imaginó que esto mejoraría su calidad de vida, y tendría efectos y beneficios sobre su desarrollo emocional. “Antes bailaba sólo para divertirme, en alguna fiestas o momentos así, pero cuando tuve un objetivo claro, me motivó a tener incluso mejores hábitos. La primera vez que bailé en grupo queríamos ganar, entonces trabajamos en equipo ayudándonos y motivándonos cuando no lo lograbamos. Eso nos dio una conexión que nos ayudó a manejarnos en grupo, me sentía más capaz; eso me ayudó a concentrarme y también a estudiar porque fui más consciente”, afirma la bailarina.
En la actualidad, existen diversos estudios e investigaciones que exponen que bailar tiene efectos y beneficios en las personas y en el manejo de emociones. Podemos ver en estudios de autores como de la Dra. Rosa María Rodríguez Máster en danza, graduada en Psicología y Diplomada en Educación, Luis Alberto Hernández Profesor de Psicología del Desarrollo, o el trabajo de Grado de Mateo Vega Ariadna basado en el desarrollo de integración y habilidades motoras de la danza logrando mejoras en las habilidades emocionales.
Estas investigaciones afirman que la danza ha sido, durante años, un lenguaje universal capaz de ser entendido por diferentes culturas y lenguas. Los antropólogos sostienen que, aquellas culturas que desarrollan un baile propio y representativo, tienen más posibilidades de sobrevivir. Compartir una danza nativa o distintiva favorece la unión y el entendimiento, y por lo tanto conlleva a un lazo emocional que puede contribuir al desarrollo de la sociedad de manera más positiva y equilibrada.
También muestran que a la segregación de dopamina y serotonina se le suma la oxigenación cerebral, lo que termina por generar conexiones tan importantes y efectivas, como hacer una rutina de ejercicios físicos, que ayudan al cerebro a mantenerse joven y a potenciar algunas de sus funciones como los reflejos o la memoria. Es por ello que indican la necesidad de seguir investigando y analizando al baile como parte de la vida del ser humano generará una fusión de lo intelectual, así como lo emocional y producir mejores propuestas a nivel pedagógico.
El Dr. Jean Pierre Klein, Psiquiatra, arte-terapeuta, doctor en Psicología, escritor de teatro y autor de Arte- terapia en su obra: “La creación como proceso de transformación”, sostiene que para la mayoría de las personas bailar es sinónimo de alegría, asociado con momentos divertidos, fiestas y encuentros especiales, pero la ciencia nos explica que cuando se baila, el cerebro está generando nuevas conexiones neuronales que producen estados emocionales.
Luis Alberto Hernández en su investigación titulada: “Las terapias artístico creativas”, publicada el 2011, explica que la danza, favorece la necesidad social de inteligencia emocional. Por otro lado, Mateo Vega hizo un análisis completo en el 2015 sobre la danza como un nuevo instrumento pedagógico y terapéutico convirtiéndose en una herramienta para la integración y el aprendizaje, y un complemento educativo tanto en niños, jóvenes y adultos. Destaca que el bienestar emocional que produce bailar tiene efectos secundarios favorables. “La energía del grupo trasciende y es un conector potente de energía y bienestar. Es decir que, bailar nos conecta con las personas que apreciamos y esto repercute en nuestro estado de ánimo”, indica Vega.
Ángela Salas, psicóloga boliviana especialista en Danza Movimiento Terapia con estudios en la Universidad de CAECE en Buenos Aires, Argentina, sostiene lo que es la danza trabajada en terapia, efectos y beneficios que tiene sobre las personas: “La danza terapia por ejemplo, es un proceso de movimiento que provoca cambios favorables en la personalidad o en la forma de vivir ante desequilibrios humanos, como acción terapéutica logra que las personas tengan mayor libertad, independencia, sensación de bienestar, desarrollo de capacidades expresivas, creativas y relacionales, por medio del empleo del movimiento creativo y la danza en una relación terapéutica, ya que el cuerpo es una referencia para entender el mundo e intervenir con el mismo.”
Ángela Salas expone una faceta más científica y estudiada de la danza en el área de Danza Movimiento Terapia. Explica que los estudios actuales pueden contribuir con la danza especial en el área de terapia, puesto que se ha podido comprobar que hay muchas interpretaciones sobre este tema, las que en general están sostenidas, en muchos de los casos, por la pseudociencia.
Sobre la Danza Movimiento Terapia, la psicóloga enseña la búsqueda de integración del individuo, sostiene que es un método psicoterapéutico que tiene sus propias técnicas, su propio bagaje teórico: “La danzaterapia es acompañar los movimientos en la terapia, entendiendo que el ser humano se construye constantemente en su propia historia y su contexto con la sociedad y esto repercute en el cuerpo del paciente”, menciona Salas.
La psicóloga boliviana explica que la Danza Movimiento Terapia, a nivel emocional tiene apoyos, modelos teóricos, basados en el modelo constructivista, que es una teoría que propone que el ambiente de aprendizaje debe sostener múltiples interpretaciones de realidad y construcción de conocimiento: “Se busca la integración (…) porque los tiempo que vivimos como sociedad están basados en quedarnos en un nivel mental, olvidarnos del cuerpo así que la intervención llega desde un lugar integral de la persona, se lo opera en lo físico, en lo cognoscitivo, en lo emocional y en lo social de la misma”, indica la psicóloga.
Mathias Ramírez, compañero de baile de Carolina, baila desde pequeño: “Yo soy un bailarín amateurs, yo tengo experiencias de baile gracias a mi colegio por unos concursos que realicé y justamente el baile lo adapté a mi vida, y bueno ya forma una parte de mi vivir, de mi rutina de bailar y no paro.” Para él bailar se ha vuelto una manera de expresar emociones, él indica que al igual que la música, bailar brinda una energía para mostrar lo que sientes: “Poder mostrar la ira, gruñir, levantar los hombros, fruncir el entrecejo, o cuando estás muy alegre eres más abierto y tal, cuando estás muy triste bajas la cabeza, la mayoría de tiempo es más delicado, así”, indica.
El bailarín también explica que bailar es parte de nuestra cultura que no deberíamos perderla porque nos brinda emociones compartidas y puede generar cambios positivos: “El baile también nos trae paz y mucho amor hacia uno mismo, porque aprendemos a cuidar y alimentar nuestro cuerpo; y sí creo que podemos hacer proyectos y así renovar lo que es nuestra cultura (…), por ejemplo bailes contemporáneos entre ellos, el hip-hop, el pop, entre otras categorías realizar combinaciones de tipo de danza con música boliviana, y eso realmente llama la atención en países exteriores, hasta deberíamos generar una buena base, ya que somos el corazón de Sudamérica”, explica Mathias.
Carolina explica que le costaba concentrarse, incluso para hablar con sus amigos, “No me sentía capaz de expresarme porque vivía metida en mi mundo, pero cuando comencé a bailar y a compartir, tuve una motivación y un objetivo que cumplir. Adquirí más disciplina, mejoré mis hábitos y horarios para lograrlo y eso sin darme cuenta, me cambió para bien”, afirma. Ella cuenta que mejoró mucho su autoestima luego de ser más consecuente con su hábito de bailar.
Carolina considera que nuestra cultura tiene riqueza sin límites, especialmente en el ámbito artístico: “Eso nos eleva la motivación de hacer mejores cosas. Nosotros como jóvenes tenemos que seguir trabajando en esto. Creo que el lado emocional se ve beneficiado porque nos lleva a una transformación desde el alma y lo hacemos bailando. Bailar no tiene efectos secundarios negativos, ni contraproducentes.”
Para Mathias y Carolina bailar se ha convertido en parte de su rutina. Ambos comparten la pasión por los movimientos artísticos, pero sobre todo porque han mejorado mucho y les ha traído grandes beneficios emocionales y físicos. Así como ellos, muchos jóvenes que cada día bailan, muestran en sus redes sociales cómo esto los hace sentir. Carolina cuenta que no dejará de bailar: “Yo seguiré bailando porque esto cambió mi vida de manera positiva y les digo a todos los jóvenes que no sólo luchen por sus sueños, sino que también trabajen en sus emociones, regulen lo que sienten conscientemente para que en futuro podamos ser siempre mejores para nosotros mismos, y así también para la sociedad”. Ella toma un suspiro, sonríe y sube al escenario lista para realizar su rutina de baile junto a sus compañeros.