Tengo una cicatriz en el pecho. Es por las múltiples veces que me apuñaló mi sostén. El dispositivo metálico que sostiene el pecho de las mujeres tiende a afilarse tanto que atraviesa la tela y pincha la piel.
He perdido dinero muchas veces por no tener bolsillos. Yo sé que aparentemente las prendas de vestir femeninas tienen la abertura y costura para los bolsillos; pero que no te engañen, éstos son falsos y no tienen ni un centímetro de profundidad. Además, el tamaño de los “monederos” de los jeans no alcanzan ni para una moneda de 50 centavos. Supongo que por eso debemos llevar carteras. Pero éstas son tan pequeñas como un bolsillo o son grandes, pero con uno o dos bolsillos a lo mucho.
Hace poco fui al podólogo a hacerme revisar los pies. Resulta que los tacones, zapatos en punta o los estrechos te destrozan los pies permanentemente, incluso quitándole funcionalidad a los pies. El consejo de mi podólogo: “cómprate zapatos de hombre”.
Algo similar me pasó cuando pregunté a mi dermatóloga cómo solucionar la alergia que me había provocado el encaje de mi ropa interior que, como es pequeña, roza mi piel, irritándola. La doctora me dijo: “cómprate ropa interior de algodón y con un poco de pierna, como los bóxers de los hombres”.
Un día, por error, usé el jean de mi esposo. Lo noté porque estaba cómoda como nunca. Probé con envidia los múltiples bolsillos que funcionaban. Me quedé pensando…
La otra noche, cuando estaba acostada en la cama, sentí una molestia en la espalda. Era un brochecito que la pijama tenía en la espalda. Claro, se veía bonito, pero ¿quién me ve la espalda mientras duermo? ¿por qué verme bonita con la pijama y el bendito brochecito es más importante que poder dormir cómoda en mi pijama? Lo arranqué con rabia.
Todos estos episodios han ido sumando… Qué incómodo e injusto es ser mujer y vivir en un mundo hecho por hombres.Por eso me molesto cuando alguien dice que se siente mujer simplemente porque le gusta la ropa de mujer.
Ser mujer es más que la ropa. Es más que el maquillaje y más que el cabello largo. Lamentablemente, ser mujer también es darse cuenta de todas las injusticias que vivimos nosotras. Desde algo tan pequeño como nuestra ropa hasta los casos en que el que te apuñala no es tu sostén, sino una persona.
No me considero una feminista de esas que protesta en las calles, pero este año creo que quemaré mi sostén.