Rumbo al 2025, tras los eventos climáticos más relevantes a nivel internacional y un nuevo panorama político a nivel global tras varias elecciones presidenciales, nos acercamos a una nueva etapa con los compromisos globales para frenar la inminente crisis climática, una etapa que estará marcada por la evaluación de resultados y un seguimiento continuo de las posturas que asumirán los nuevos jefes de estado de varias naciones.
La premisa sigue siendo la misma, lograr que la comunidad global en su conjunto asuma con la seriedad necesaria su rol en esta problemática. Los intereses propios, los diferentes niveles de desarrollo y capacidades así como las posturas rígidas, las percepciones sobre el crecimiento económico y las prioridades que no coinciden son aspectos que ralentizan los progresos que son necesarios en virtud del carácter de urgencia que observamos en los resultados de los informes del IPCC, en los que la ciencia nos confirma que el ritmo al que vamos no nos llevará a tiempo a la meta, mitigar los efectos y evitar el temido aumento de la temperatura global en 2º Centígrados según el Acuerdo de París.
Pese a todo, las decisiones avanzan a paso lento pero seguro, gracias a la sociedad civil que cada vez está más involucrada y sectores específicos como los pueblos indígenas que antes eran silenciados y hoy tienen el reconocimiento por el que tanto se ha abogado en las discusiones globales, su papel en esta lucha no es menor y sus saberes ancestrales son valorados como un mecanismo importante para poder asumir medidas de conservación, protección y restauración de los territorios.
Quienes siguen de cerca la temática climática, no guardan grandes esperanzas sobre el 2025, sin embargo, esto no significa que no les quede fe en aquellos que luchan por proteger sus territorios y alzar sus voces en diferentes espacios globales.
Evitar a toda costa retrocesos en lo que ha costado lograr y avanzar siempre hacia adelante es el único camino de cara a un nuevo año en el que se sentirán de forma más notoria los efectos del cambio climático que ha provocado la humanidad en los últimos años.
Unidad, resiliencia, mitigación y adaptación son conceptos que deberán ser aplicados más que nunca a tiempo de responder a la crisis que nos acecha de forma aparentemente lenta pero apremiante sin duda.
¿Serán capaces los lideres globales de tomar decisiones más allá de sus propios intereses? La respuesta más probable es que este año no sea distinto a los anteriores, por ello, debemos utilizar los avances, el marco normativo y los compromisos asumidos en pro de exigir avances contundentes y efectivos en la medida de lo posible para países en desarrollo.
No todo está perdido, pero el camino es difícil, la esperanza de que el furo sea mejor de lo que esperamos no se ha extinguido por completo, aunque en ocasiones así lo parezca, en medio del egoísmo, la burocracia y los obstáculos para asumir nuevos compromisos, existen grupos y personas que son un rayo de luz que nos recuerda que, mientras exista gente que trabaje firmemente por esta causa, tendremos un motivo para mirar hacia adelante.