Entrevista publicada por Los Tiempos
Bolivia atraviesa una complicada situación económica y enfrenta crecientes críticas a su modelo productivo, históricamente basado en el extractivismo de materias primas sin industrialización y, más recientemente, en la expansión de la frontera agrícola. Este último factor ha colocado al país entre los líderes mundiales en deforestación.
Una de las manifestaciones más alarmantes de este modelo es la proliferación de incendios forestales. Según la Fundación Tierra, en 2024, Bolivia registró un récord de más de 10 millones de hectáreas afectadas por el fuego, una cifra que evidencia la vulnerabilidad ambiental del país.
Frente a esta problemática, diversos sectores de la sociedad civil han promovido un debate para impulsar modelos de negocio sostenibles con el medioambiente. Recientemente, la Embajada de Estados Unidos organizó conferencias con la participación de Cynthia Hellen, experta en economía circular, cuyo objetivo fue fomentar emprendimientos que reduzcan el impacto ambiental y, al mismo tiempo, generen ingresos y empleo.
El aumento de los incendios, vinculado al cambio climático y a la expansión agrícola, no sólo afecta la biodiversidad, sino también a las comunidades rurales que dependen de los bosques para su sustento. En este sentido, la economía circular se presenta como una alternativa para revertir los efectos de la deforestación. A través de procesos que priorizan la reutilización de recursos y la reducción de desechos, este modelo ofrece una solución viable tanto para el desarrollo económico como para la preservación del medio ambiente.
Sin embargo, la adopción de este enfoque no está exenta de desafíos. Según expertos, la falta de infraestructura adecuada y la escasa capacitación de los emprendedores locales representan obstáculos para la implementación masiva de la economía circular en Bolivia. No obstante, iniciativas como la visita de Cynthia Hellen buscan cerrar esa brecha, promoviendo el intercambio de conocimientos y el establecimiento de alianzas estratégicas con actores clave, tanto a nivel nacional como internacional.
Cynthia Hellen, CEO de una consultora especializada en productos sostenibles, compartió su visión sobre las oportunidades y desafíos para Bolivia en la adopción de la economía circular.
—¿Cuál es el motivo de su visita a Bolivia?
—He visitado Bolivia en varias ocasiones, recorriendo Santa Cruz, Cochabamba y La Paz, siempre gracias a la invitación de la Embajada de Estados Unidos. En esta ocasión, diseñamos un programa de charlas y talleres en universidades y organizaciones para hablar sobre sostenibilidad, innovación y economía circular.
—¿Cómo percibe la situación de Bolivia, con los incendios forestales y un modelo extractivista en contraste con las propuestas de desarrollo sostenible?
—He observado que, en muchos mercados, el crecimiento de las empresas verdes lleva tiempo. Bolivia está un poco más rezagada en comparación con otros países, pero eso no significa que no esté avanzando. Lo que falta, y es algo que también ocurre en otros lugares, es fortalecer las conexiones entre emprendedores que ya están trabajando en este campo. Conocer mejor el ecosistema de empresas verdes y crear redes de colaboración es crucial. He visto jóvenes emprendedores que crean empleo, reducen residuos y construyen modelos de negocio sostenibles. Es esencial darles más visibilidad y apoyo.
—¿Qué rol juegan el sector público, el privado y la academia en este proceso?
—Todos somos responsables de lo que sucede en el planeta. Si bien las regulaciones a veces pueden ser un obstáculo, eso no debería detener a los emprendedores. La clave es forjar alianzas estratégicas que les permitan avanzar más rápido. Bolivia aún enfrenta retos, pero no es un caso aislado; otros países también enfrentan dificultades similares.
—¿Qué factores permitirían que los negocios sostenibles puedan competir con los tradicionales?
—Lo más importante es fomentar la creencia de que es posible lograrlo. La pasión es fundamental, pero a veces el entorno no favorece a los emprendedores. Lo positivo es que son los jóvenes quienes están impulsando estos negocios, conscientes del impacto ambiental. Crear espacios para que sus voces sean escuchadas es vital.
—¿Ha identificado sectores estratégicos para impulsar el desarrollo sostenible en Bolivia?
—El modelo de negocio debe estar siempre vinculado a la creación de una economía circular. La prioridad debe ser generar un impacto ambiental y social positivo, manteniendo la rentabilidad. Es fundamental conocer quiénes están liderando estas iniciativas, crear redes de emprendedores y proporcionarles recursos y contactos. La economía circular busca reducir el impacto ambiental y reutilizar desechos para que el negocio sea sostenible a largo plazo.
—¿Es aplicable la economía circular a todos los negocios?
—Casi todos los sectores pueden incorporar elementos de la economía circular, pero es un proceso gradual. Desde el empaquetado hasta la distribución, pasando por la interacción con comunidades locales, todo influye. También importa cómo el propio empresario adopta estos principios en su vida. Por ejemplo, muchas de las prendas que llevo hoy son recicladas o reutilizadas, lo cual es relevante considerando que la industria textil es una de las más contaminantes.
—¿Cómo evalúa el ritmo de avance en Bolivia?
—El trabajo ya está en marcha. Las empresas verdes y los emprendedores sociales existen, pero ahora es necesario diseñar estrategias específicas para cada etapa de su desarrollo. Aquellos que ya han alcanzado la estabilidad deben ser tomados como casos de estudio para replicar sus buenas prácticas.
—¿Algo más que desee añadir?
—Cada vez que regreso a Bolivia, me inspira ver el entusiasmo de los jóvenes por emprender y aprender más allá de lo que conocen. El potencial para crear algo innovador está ahí. Tenemos casos de estudio que pueden ser utilizados como referencia para las nuevas generaciones, quienes tienen el potencial de ir más allá de lo que lograron las generaciones anteriores.