VALCÁRCEL, el enEmiGO De la noRmAlidaD

Fotos: Antonio Dávila – Manzana 1 Espacio de Arte.

Sus cenizas se encontraban dentro un cubo oscuro decorado con letras rojas, acomodado sobre un pilar blanco en el que se leía: ROBERTO VALCÁRCEL MOLLER, FOTÓGRAFO (1951 – 2021). Que se lo despidiera así era su deseo, repetido en muchas ocasiones y en largas entrevistas.

Se lo considera un artista visual. La imagen en todas sus formas, soportes y posibles representaciones fue el medio por el que se comunicó y transmitió su mensaje: libertad. Pero además él escribía, dibujaba, pintaba, diseñaba, enseñaba y, ante todo, fotografiaba.

El artista junto a una de sus obras. Foto: Antonio Dávila – Manzana 1 Espacio de Arte.

Valcárcel Möller-Hergt nació en la Paz un 19 de agosto de 1951 y murió a poco de cumplir 80, en Santa Cruz. Fue en esta ciudad, a la que se trasladó en a inicios de los 90′, donde vivió la mayor parte de su carrera artística y compartió sus conocimientos con cientos de estudiantes en universidades, museos y en los talleres de fotografía y creatividad que organizaba regularmente en su casa.

Murió el 25 de julio de este año por complicaciones de la Covid-19, enfermedad que lo mantuvo entre hospitales por unos tres meses. Unos días antes de su muerte la mayoría oficialista del Senado rechazó la propuesta de reconocer a este artista boliviano.

Yo tengo una guerra frontal contra la normalidad. La normalidad implica una sociedad, una masa, completamente uniformada, dócil, sometida, pasiva, con la cual las instancias de poder y autoridad pueden hacer lo que buenamente quieran.

R. Valcárcel, en entrevista con la Universidad Evangélica Boliviana (UEB), 2019.

Para quienes no lo conocían, este hombre sin cabello, ojos enormes y llamativa indumentaria es uno de los mayores exponentes del arte contemporáneo en Bolivia y uno de los pioneros del arte experimental, de ahí que resulte difícil encasillarlo en un solo medio de expresión y que muchas de sus obras nos dejen desconcertados, pues no son el típico cuadro o escultura que uno esperaría encontrar. Roberto luchaba, desde su obra, por la libertad y la anormalidad. Proponía que el individuo es el que cambia el mundo, no los rebaños.

Nació prematuro, con siete meses de gestación, en una clínica donde luego se descubrió -según él- que se hacían abortos clandestinos. Creció en Sopocachi y estudio en el Colegio Alemán. Desde pequeño fue influenciado por la fotografía, pues heredó las cámaras, rollos y otros implementos de un tío aficionado que murió en un accidente de alpinismo a pocos días de que él naciera.

Ni bien terminó el bachillerato, y por sus altas calificaciones, le ofrecieron una beca para estudiar en Alemania. Entre 1970 y 1977 vivió en este país europeo y estudió Diseño Gráfico y Arquitectura. Allí, uno de sus referentes más importantes fue Joseph Beuys, quien influyó a nivel internacional en el arte contemporáneo.

Una representación con sentimientos y situaciones en la cotidianidad del ser humano. Foto: Antonio Dávila – Manzana 1 Espacio de Arte.

Valcárcel regresó a La Paz a fines de los 70′, en plena dictadura y represión militar, situación que influyó en su obra. Mientras seguía creando fue docente de Artes en la UMSA y a mediados de los 80′ comenzó a dar charlas en la Casa de la Cultura de Santa Cruz, donde fue invitado por el promotor cultural Marcelo Araúz.

«Yo lo conocí gordito y sin pelo prácticamente. Lo conocí en La Paz cuando él ya tenía más de 30 años y por referencias de algunos amigos que me dijeron que él había sido brillante alumno en Alemania», recordó Araúz, quien confesó su insistencia para que Valcárcel se trasladara a Santa Cruz para compartir sus conocimientos. Se mudó definitivamente a esta ciudad en 1993.

No era partidario del arte costumbrista, de quedarse en los paisajes bolivianos, en el folclore, en la vestimenta típica. Se esmeraba por innovar y transgredir.

No aburras a la gente, al reiterar, al repetir, al machacar lo mismo, al hacer lo que todos hacen estás aburriendo al planeta.

La fotógrafa Jimena Pereda, asidua en los varios talleres que Valcárcel hizo en su domicilio, recuerda el espíritu altruista de este artista y el impulso que imprimía en sus estudiantes para animarlos a tomar riesgos, a salir de la mediocridad.

«La verdad es que yo sentía que estaba enamorada de su intelecto, pero también de su corazón. Lo que era importante para él como persona tenía coherencia con su obra, porque él hablaba de libertad, de respeto, de integridad, de salir de la mediocridad y ser una persona que piense y analice», resaltó Pereda.

El artista es un ser normal en el cual la represión de la sociedad ha fracasado.

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2 respuestas a «VALCÁRCEL, el enEmiGO De la noRmAlidaD»

Muy buena nota de reconocimiento a un gran artista, en especial, destacó su obsesión por transgredir y su búsqueda por trascender, salir de la mediocridad !!!

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