The Suicide Squad: sangre, ternura y nuevas posibilidades para el cine de superhéroes

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Lo crean o no, para The Suicide Squad (2021), la más reciente película de DC Entertainment, todo comenzó en 2013, cuando los anuncios de la película de Marvel Entertainment, Guardianes de la Galaxia, no le importaban a nadie. Bueno, casi a nadie. Algunos lectores de cómics estaban emocionados, pero la gran mayoría nunca habían escuchado hablar de esos personajes o de James Gunn, su director. 

Pero funcionó. La película fue un éxito entre los fanáticos y la crítica, gracias a su director, un hombre que se hizo conocido como guionista de las películas de Scooby Doo, a principios de los 2000, y que alcanzó fama viral con su serie de cortos PG Porn.

Ya entonces el mundo notó que Gunn tenía una forma tan interesante de comprender a sus personajes, un grupo de raleados y descastados con buenas intenciones, que incluso en el formato Marvel, famoso por no darle mucha libertad estilística a los directores de sus películas, Gunn supo imponer su estilo, su actitud, su voz.

Tan grande fue el éxito e influencia de Guardianes de la Galaxia que, en 2016, DC Entertainment intentó sacar su propio equipo de proscritos en el filme Suicide Squad del director David Ayer, pero lo que obtuvieron fue una película sin alma que es, hasta ahora, una de los más odiadas de la franquicia de esta empresa.

James Gunn no lo sabía entonces, pero en cinco años más, su propia versión de ese filme sería uno de los mejores productos en la historia de DC Entertainment.

Porque The Suicide Squad es un filme que se divierte y busca que tú también te diviertas. En él, Gunn se atreve a tomar riesgos interesantes pues sabe que está sumergido en el llamado “género de superhéroes”. Ese que los “cinéfilos” odian y los “entusiastas de cine” adoran ver con pipocas, ese género que está dominado por Marvel y sus tramas heroicas, vainilla y simplistas. Ese que ha tenido pocas películas de verdad revolucionarias y, más que nada, se concentra en crear productos rentables y complacientes.

En The Suicide Squad vemos cosas usuales de este género del cine, pero también vemos otras que no se han explotado tanto. Por ejemplo, sangre, mucha sangre; muertes de personajes centrales; humor negro, tan bien planteado que hasta genera comentario político; y tridimensionalidad, hacer que los buenos y los malos tengan más dimensiones que el bien y el mal. 

A lo largo del filme, Gunn juega a darnos momentos tiernos, graciosos, violentos, siempre balanceando cuánta atención le da a cada componente del elenco, compuesto por grandes estrellas como Margot Robbie, Idris Elba y John Cena, además de adiciones de no tan famosos como Daniela Melchior o Peter Capaldi. Protagonistas, secundarios, villanos y hasta extras tienen su momento de contribución al filme y, por lo mismo su nada garantizada supervivencia nos importa.

Todo esto se junta para darnos una película que, de ser tomada más en serio, podría ayudar a sacar al género de superhéroes de lo complaciente y empezar a llevarlo a algo más interesante. Insisto, no será revolucionario, este género está hecho para ser algo netamente comercial, pero lo mismo se decía del western, en la década de 1920, hasta que, en la década de 1950, el western revisionista nos trajo películas que comenzaron a retar esa concepción comercial para traer historias más arriesgadas.

The Suicide Squad, de hecho, es una historia más arriesgada. No tanto por su trama, sino por el hecho que DC Entertainment decidió hacer algo que Marvel Entertainment no hace: darle libertad a su director. La versión de David Ayer había sido trastocada por productores hambrientos de dinero, la versión de Gunn tuvo la fortuna de que estos no sean una importuna presencia en la realización del filme.

¿Cómo pasó eso? Es simple y hasta ridículo. Un día alguien se quejó de que, en su pasado, James Gunn no había sido políticamente correcto en Twitter. Tres doritos después, Disney y Marvel Entertainment deciden despedir a Gunn y DC Entertainment, como buenos carroñeros, no pierden el tiempo y lo contratan para hacer The Suicide Squad.  

Y ahora Gunn no solo está de vuelta en Marvel, preparando su tercer y último filme de Guardianes de la Galaxia, sino que también está filmando Peacemaker, una serie para DC sobre el personaje de John Cena en The Suicide Squad, abriendo la puerta a seguir explorando su visión de lo heroico, con mucho humor negro, violencia y, ojalá, un nuevo horizonte para el género de superhéroes. 

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