Trabajo postpandemia: se dedican más horas, pero se cobra menos

Trabajo postpandemia: se dedican más horas, pero se cobra menos

Foto de portada: El Mundo

“¿Ya no existe la jornada a medio tiempo en horas, pero sí en salario?”, preguntó un joven que buscaba trabajo hace más de tres semanas y vio un escenario lejano a las reivindicaciones laborales que se conmemoran cada 1° de Mayo. En sus intentos por hallar una fuente de ingresos se topó con una exigencia de más horas laborales, pero menor remuneración, incluso por debajo del salario mínimo (Bs 2.250); además de otros efectos que dejó la pandemia de la Covid-19, como la inestabilidad, contratos eventuales, ausencia de beneficios sociales y otros.

Richard Choque estudia Ingeniería en Sistemas en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), por lo que una jornada laboral completa no es una opción viable. Sin embargo, aparentemente el concepto del “medio tiempo” ha desaparecido, pero no así el concepto de pagar por media jornada.

Richard buscó trabajo en tiendas y restaurantes, pero la respuesta fue la misma. “Me dijeron que existen dos turnos de 07:00 a 15:00 y de 3:00 a 22:00. En ambos casos son entre siete y ocho horas; es decir, tiempo completo. Pero ese horario lo toman como medio tiempo, porque el sueldo que me quieren pagar no llega a Bs 1.500. Entonces, no entiendo qué sucedió”, agregó.

Su frustración es compartida por un grupo de cinco amigos que lo acompañan y que se encuentran en la misma situación. Todos ellos son jóvenes y llegaron desde el trópico de Cochabamba, algunos estudian Ingenierías y otros Ciencias Políticas. Expresaron su frustración a través de un reclamo que hicieron en la red social Facebook sobre la dificultad para encontrar trabajo. Los comentarios que recibieron fueron diversos, algunos los apoyaron señalando que la situación cambió demasiado, pero nadie hace nada. Sin embargo, otros les dijeron que deben aguantarse y agradecer si es que encuentran un trabajo. Además, hubo quienes ratificaron esta situación contando sus propias experiencias.  

Foto: Lorena Amurrio M.

Sin embargo, los horarios y el bajo salario no son el único problema, existe una precariedad que aumentó a causa de la pandemia.  Al menos 434.000 personas perdieron sus trabajos entre 2020 y 2021; de las cuales 289.000 se estima que fueron directamente afectados por la pandemia de Covid-19, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Actualmente, pocas empresas decidieron volver a contratar gente para ocupar esos espacios, por lo que quienes se mantienen trabajando deben cumplir los roles de los que se fueron. Toda esta situación significa que ahora mismo hay sólo un trabajador asalariado por cada dos independientes y familiares no remunerados, según indica un estudio realizado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla).  

Es decir que la ocupación informal o sin derechos laborales aumentó hasta alcanzar el 71 por ciento de la población en edad laboral; lo cual abarca más de la mitad de los asalariados y casi todos los independientes.

Un ejemplo de esta situación ocurre en el sector de los medios de comunicación. El ejecutivo de la Federación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Cochabamba (FSTPC), David Ovando, explicó que, durante la pandemia, se tuvo más de 100 periodistas despedidos, obligados a renunciar o que se retiraron porque los medios dejaron de pagarles el salario.

“El común denominador del 90 por ciento de los medios es que no están cumpliendo sus obligaciones de cancelar hasta el 10 de cada mes, como indican las leyes laborales. Hay medios que deben hasta 8 meses de salario (…) Además, muchos que fueron obligados a renunciar tuvieron estos tratos de ser recontratados con condiciones mínimas y sin beneficios sociales. La gente que se queda trabajando son menos, pero con las mismas exigencias; por lo que las horas de trabajo se acumulan, los esfuerzos que se duplican. Incluso periodistas que hacen de choferes, por esa reducción de personal”.

Ejecutivo de la Federación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Cochabamba (FSTPC), David Ovando

Pese a la cantidad de vulneraciones, son los mismos trabajadores quienes aceptan estas condiciones precarias por temor a perder su fuente de ingresos. Ante esta situación, los entes sindicalizados y federaciones “estamos amarrados de manos, porque no tenemos carta blanca para actuar, porque los trabajadores no quieren denunciar”, aseveró el dirigente.

Incluso cuando se logran las denuncias, tampoco se tienen resultados en un tiempo oportuno. “Acudimos con el Ministerio de Trabajo, hacemos inspecciones, pero sólo en contados casos se resuelven algunas situaciones. El espíritu de la Federación es defender los derechos laborales, pero no todos los trabajadores quieren ser defendidos. Muchos no quieren denunciar, porque no hay otras opciones o no quieren perjudicar a la empresa, porque es su única fuente de trabajo”, indicó.

Esta situación se replica en muchos otros rubros. En algunos casos sí se genera una denuncia y se sigue todo el proceso, que puede demorar hasta tres o cuatro años, el problema luego es que nada garantiza que la empresa cumpla la sentencia como en el caso de los trabajadores fabriles de la empresa Vidriolux. Luego de un proceso de varios años, la justicia determinó que se reincorpore a las personas retiradas, pero luego de casi un año aún no ocurre, pues la compañía está terminando su proceso de disolución.

La expectativa de los trabajadores es que la situación mejore, por lo que creen que esta precariedad puede ser sostenida por un tiempo más como algo eventual. En efecto, se tiene una mejora en el movimiento económico a partir de la reactivación postconfinamiento, según datos oficiales; aún así los avances tienen lentitud y los ingresos que se redujeron no están volviendo a su estado previo a la Covid-19.

El Cedla indica que el 70 por ciento de los trabajadores “gana menos que antes y seis de cada 10 tienen un ingreso igual o menor al salario mínimo nacional”. Las más afectadas son las mujeres, pues 9 de cada 10 trabajadoras del hogar se quedaron sin trabajo, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y son las damas de las familias las que asumen los roles de cuidado del hogar sin ningún tipo de remuneración. Esto implica más horas de trabajo sin un salario.  

Datos: Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral. Infografía: Lorena Amurrio

Ingresos en la informalidad

El Instituto Nacional de Estadística (INE) señala que la tasa de desocupación laboral se encuentra en proceso de recuperación. Sin embargo, son los sectores informales como: el comercio y la construcción los que más rápido se reactivan.

En tanto la industria manufacturera, hostelería y gastronomía, administración pública y educación se encuentran en una situación menos favorable, pues aún están en números rojos de desocupación laboral.

A esto se suma que el comercio ha encontrado una forma de subsistencia en el contrabando, lo cual daña la economía formal del país y lo analistas temen que se transforme en una posterior causa para el cierre de empresas y la pérdida de más fuentes laborales formales.

Richard y su grupo de amigos ven con temor su futuro laboral. Todos coinciden que, aún siendo profesionales, “nada nos garantiza encontrar trabajo en lo que estamos estudiando”, dijo uno de ellos, Luis Gonzáles. Incluso, entre bromas, dos de ellos expresaron la posibilidad de convertirse en “gamers” para tener ingresos. Lo cierto es que ellos seguirán buscando, porque no tienen otra opción por el momento, así como muchos bolivianos.

Cada 1ro de Mayo se conmemora a los trabajadores de Chicago que fueron arrestados, heridos y algunos asesinados por exigir jornadas laborales de 8 horas. Se trata de un día en el cual se recuerda todas las reivindicaciones de los trabajadores a lo largo de los años, pero últimamente sólo se tratan temas de aumento salarial, sin tomar en cuenta que un gran porcentaje de la población ni siquiera tiene un seguro de salud otorgado por su ente empleadora. ¿Se tendrá que pensar en nuevas reivindicaciones quizá?

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