Los pasos para un casamiento gay

Los pasos para un casamiento gay

“No vamos a irnos, no vamos a escapar”, decidieron David Aruquipa y Guido Montaño y lo lograron. En diciembre del 2020 concretaron su unión legal, la primera del mismo sexo en Bolivia.

Tenían la alternativa de hacerla en otro país, como Argentina. Así les aconsejaron sus amigos, pero ellos escogieron el camino difícil. “También es por un tema de responsabilidad. Somos activistas públicos. Yo he sido presidente del colectivo LGTBI. Entonces, sería mal visto que escape. Ambos decidimos pelearla, porque la garantía y el derecho tienen que trabajarse desde acá”, dice a La Nube, David Aruquipa.

Fotografía: Magdalena Tola Paño

Con 11 años de noviazgo y convivencia, la pareja coincidía que el momento para formalizar su unión había llegado. En 2018, iniciaron el proceso y el primer paso fue estudiar.

“Ya en 2017, Costa Rica pidió una opinión consultiva a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, justamente para ver cuál sería la condición de las parejas del mismo sexo. Entonces respondieron a todos los países que son firmantes; y planteó las medidas normativas para su protección. De lo contrario, es discriminación y exclusión de estas parejas”, explica David.

Esa opinión consultiva del 2017, la número 24, los habilitó y animó a realizar el segundo paso: ambos se presentaron en Servicio de Registro Cívico el 5 de octubre del 2018. Los interceptaron e impidieron que se registren. Ellos exigieron que se explique esa negativa de manera formal. Con ello, iniciaron una demanda que se extendería hasta el 2020. 

“A partir de eso, se fue dando todo un proceso administrativo que es súper largo, entre cartas, idas y venidas. Hasta que nosotros ya demandamos ante la Sala Constitucional de La Paz, un juicio. Entonces, nos llamaron a una audiencia pública donde un juez sacó el veredicto que el SERECI había violado nuestros derechos como pareja al no inscribirnos en el marco de toda esta legislación internacional”, narra David.

La Sala Constitucional no hizo valer únicamente la Constitución Política del Estado sino también las leyes internacionales. Así, el SERECI estaba obligado a responder en 10 días por qué no había permitido la unión. Sin embargo, hasta julio del 2020, no hubo respuesta. Alegaron que el Tribunal Constitucional, en Sucre, debía pronunciarse primero.

Fue en ese momento que la pareja decidió hacer su caso público. Entonces, se manifestaron la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Amnistía Internacional, ONGs, Naciones Unidas y otras instituciones. Denunciaron que se estaba violando los derechos humanos de estas personas.

El 30 de noviembre, la Sala Constitucional volvió a enviar una nota para que SERECI responda en 10 días la causa de la negativa a ese registro. Finalmente, el 10 de diciembre, en el Día Internacional de los Derechos Humanos, se les dio una respuesta positiva a su demanda, les informaron que sí  podrán registrar la pareja.

“Nos autorizaron para que nos podamos inscribir, teníamos toda la garantía del SERECI. Sólo iban a ajustar los sistemas informáticos. El 17 ya lo hicimos oficialmente. No quisimos esperar mucho tiempo, ni fiesta, ni nada”, cuenta David.

En el registro ya les estaba esperando la notaria de fe pública. Pagaron y les dieron sus documentos de unión civil entre personas del mismo sexo.

Estudiar sobre las normas nacionales e internacionales, otros casos; intentar, tener paciencia, insistir y luchar sin desistir, son los pasos que una pareja gay debe seguir para casarse en Bolivia. Así están convencidos Guido y David. “Han sido años de lucha, de perseverancia. También querían agotarnos, seguramente, pero no lo lograron. Este caso es un precedente”, dice el esposo.

¿Qué significa una unión legal?

No es un capricho, sino una necesidad para la seguridad social, compras de bienes, adquisición de préstamos compartidos. “Además, es un reconocimiento social si se logra a nivel legal. Se entiende que es tu pareja quien va a responder por ti, ante cualquier situación. Permite iniciar una construcción y una de las metas principales del ser humanos es poder establecer un grupo familiar que vaya a ser su compañía a lo largo de la vida”, explica la psicóloga Carolina Miranda Lozada.

Ella trabaja en la organización Asociación Civil de Desarrollo Social y Promoción Cultural (ADESPROC Libertad). Esa organización trabaja por los derechos de la comunidad LTGBI, hacen incidencia política y social.

Fotografías del matrimonio de Andrés Pinell y Víctor Quintanilla.

Carolina destaca que el paso que dieron David y Guido es la puerta que la comunidad LGTBI necesitaba, aunque aún no está claro el procedimiento a seguir.

“A las parejas del mismo sexo les aconsejo que intenten. Busquen guías con abogados y aliados. Entre más parejas quieran generar esta unión, más se va a hacer evidente la necesidad de una vez formalizar esta posibilidad, sin hacer tantos procedimientos; generar una normativa”, señala.

La unión de David y Guido se logró en Bolivia, como un caso excepcional. Sin embargo, hubo muchas otras parejas que no pudieron casarse en su patria y decidieron escribir su historia en el extranjero.

Amor en México

Durante el noviazgo de Víctor Quintanilla y Andrés Pinell, la idea de casarse surgió en algún momento. Con ella, vino el recordatorio que esto no era posible en Bolivia.

Cuando Víctor viajó a México para hacer un doctorado, Andy también fue, unos meses después. Planeaban que su estadía en ese país sería a largo plazo, por lo que nuevamente surgió la alternativa de la unión legal. Además, esto ayudaría a su situación migratoria.

“Yo no lo hubiera hecho con otra persona que no fuera él y él no lo hubiera hecho con otra persona sino fuera conmigo. Ya éramos una pareja de varios años antes de llegar a México, entonces dijimos: ¡Hagámoslo! Fue muy rápido porque siendo legal el matrimonio en México, no representa mayor trámite”, explica Víctor. Lo único que tomó tiempo fue llevar los certificados de nacimientos legalizados de ambos.

Esa libertad les permitió pensar en otros detalles, como el lugar. “Pensamos que sí, nos vamos a casar en el registro civil, va a ser muy sencillo, pero que sea uno cuyas oficinas sean bonitas. Es decir, que el lugar no sea un espacio frío”, recuerda Víctor.

Una oficina de registro civil dentro un edificio colonial de la tradicional zona de Coyoacán era perfecto. Y finalmente fue la decisión.

“A diferencia de lo que tal vez podría haber pasado en La Paz, fue todo muy lindo. Cuando les conté a mis compañeros de la oficina, todos estaban súper felices. Los de la universidad también. Mi jefa nos dijo que nos regalaba el pastel. Fuimos a una tienda que nos gustaba para hacer una lista de regalos. Una amiga del trabajo nos diseñó la invitación digital”, detalla Víctor. También tuvieron unos muñecos de torta diseñados para parecerse a los novios y tras la ceremonia compartieron una comida.

Con amigos y los familiares que pudieron viajar a México, celebraron el especial día. La pareja revela que les gustaría hacer una celebración en Bolivia, tal vez un aniversario. Están conscientes que su unión legal no tiene validez en Bolivia, pero en su caso lo importante era lo emocional.

“No debería haber ningún obstáculo, ningún tipo de diferencia. Todos deberíamos tener los mismos derechos y obligaciones. Ya sea la comunidad LGTBI o cualquier otra que no goce de los mismos derechos es algo injusto. Finalmente, si alguien decide casarse o no es una decisión, pero que no sea el sistema legal o social que te diga que no puedes hacerlo”, declara Víctor, quien espera que pronto ya no sea necesario salir de un país para poder dar el Sí a un matrimonio homosexual.

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