Entender la vida, con el cuerpo endiablado

Martín Dacal

Del 23 al 27 de agosto la Reunión Anual de Etnología (RAE) del Museo Nacional de Etnografía y Folklore (MUSEF) celebró la XXXV versión de este evento, el más longevo de Bolivia y porque no decirlo, el más importante de las ciencias sociales. Su tema “Lenguajes y Poéticas” reunió a cerca de 100 expositores, quienes a su vez convocaron la presencia física y virtual de más de 1000 personas, entre todos ellos debatieron e interpelaron ampliamente esta temática. En cierto momento, una espectadora indagó sobre aquella poesía clásica y hermosa exclusiva de la literatura, extrañada por las diversas maneras desde las cuales se abordaba el tema en la reunión, ignorando por completo que la finalidad de ese encuentro era justamente ver otras miradas, otros enfoques, ontologías locales que rompían esa condicionante vertical que continuamente nos hace creer que las cosas son así y no de otro modo y que, desde luego, ignoran las cosmovisiones locales, los saberes ancestrales, las crianzas mutuas y las relaciones interespecies.

La respuesta a esa pregunta se vio reflejada en el variado programa que se presentó en aquella reunión, el cual no se limitó a la literatura, aunque efectivamente apeló a ella, mediante poemas expresados en lenguas originarias, provenientes no solo de Bolivia (guaraní y aymara), sino también en lenguas originarias de Venezuela, Ecuador, Argentina, México y Nicaragua.  La RAE voló más lejos, presentando el lenguaje y la poesía desde niveles diversos y provocativos, algunos ligados a la ritualidad, otros a la relación entre el hombre, los animales y las plantas, otros a la interpelación misma del ser humano y finalmente otros sumergieron al público en sus visiones propias de comprensión del mundo y sus agentes.

Ahí es donde quiero detenerme, pues soy incapaz de continuar sin nombrar el momento exacto en el que el diablo se metió en la piel de los asistentes. Promediaban las 10 de la mañana del cuarto día de la RAE cuando él se abrió paso entre las pantallas. En medio de un  paisaje entrañable, entre cactus y montañas, con un cielo que atardecía sobre la hermosa quebrada de Humahuaca, como una sombra que emana desde lo más profundo de los miedos, de los deseos, de las alegrías y los sueños, surgió el Saq’ra Supay. Es difícil describir los sentimientos que emanan al ver un material audiovisual del que brota una poesía tan sublime como esa. Compuesta de paisaje, planos detalle, cámara en retro, vestimenta desafiante y una música que se complementa a la perfección con un  cuerpo rebosante en movimiento. Cada avance, cada retroceso, cada uno de los planos y de los movimientos, parecen bailar y jugar con el espacio y el tiempo, son casi como un rezo. ¿Qué pasa cuando el Saq’ra Supay se te mete al cuerpo?, me pregunté – y de pronto te descubres poseído en ese espacio que podría estar en cualquier cerro pero que en ese momento susurra que es Humahuaca el dueño.

Martín Esquivel, argentino, bailarín y coplero humahuaqueño se desliza, o mejor dicho, el diablo se desliza en la piel de Martín, con sus hilos negros pero aflora a la vez con esos cintillos de color intenso. Baila, pisa fuerte, se mueve con el viento. Sube de ritmo se detiene y vuelve a empezar de nuevo, grita, exhala y es que, el diablo está en su cuerpo.  Martín basó esta maravillosa presentación en la investigación que lleva a cabo titulada “Diablos Humahuaqueños. Corporalidad y performance, los disfrazados del Carnaval de Humahuaca”. Cada verano, explica Esquivel, brota desde lo profundo de la tierra una energía vital para sus habitantes, una fiesta que es custodiada por el diablo de Humahuaca, quien posee sus carnes por 9 días y 9 noches para traer consigo la lluvia y la alegría del Carnaval. 

La presentación de Esquivel, así como muchas otras que formaron parte de la RAE 2021 organizada por el MUSEF, dieron cuenta de las diversas maneras desde las cuales se puede entender la vida al ritmo de la lengua y la poesía. Desearía detenerme a contar la preciosa presentación de Cesar Antezana, con su reflexión poética, provocadora y emotiva, de la cual rescato frases que se han quedado clavadas en las vigas del auditórium donde fueron emitidas

“Esto es lo realmente importante, cuando la performance es colectiva y reinventa los escenarios del debate público, en las calles, con los cuerpos que no se representan, que son excluidos pero que camina y vociferan e instauran la rebeldía”

Una provocación continua, acompañada de un ritmo inquietante e imágenes de ella misma, mientras leía las líneas que interpelaban a las estructuras que nos rodean y limitan el día a día.

“¿Y si digo que soy yo la política? ¿Qué yo soy la academia?” se cuestiona en su presentación Cesar Antezana / Flavia Lima.

Quisiera también detenerme a hablar de la fuerza de las poesías en las lenguas originarias, de la locura que fue entender la rítmica poética y simbólica expresada en las imágenes talladas en los monolitos Ponce y Bennett (de Juan Villanueva), en los juegos recios del viento (de Milton Eyzaguirre), en la narrativa culinaria de vacas y quesos (de Alejandro Barrientos y Mariela Silva), en el maravilloso mito de origen de la sal (de Gabriela Behoteguy), en las brillantes interpelaciones de María Galindo y el colectivo de Mujeres Creando o en tantos otros exquisitos temas que fueron presentados en este encuentro.

Cinco días intensos fueron los que duró la RAE con encuentros que se quedan grabados en nuestros cuerpos, cuerpos que espero, hayan salido de ese lugar, al igual que yo, con un nuevo concepto de la lengua y la poesía, tratando de comprender la vida con el diablo adentro.

Video «SAQ’RA SUPAY…con el cuerpo endiablado»

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