La Academia contra la Academia. Oscars vs. Nobels

Hace pocos días la Academia de Hollywood entregó sus galardones a lo mejor de la industria cinematográfica en la 95ª edición de los Premios Oscar. Esta vez, el escenario de encuentro y celebración de las celebridades fue en el Dolby Theatre de Los Ángeles, en California (Estados Unidos). Este evento, según informa la revista Forbes, fue vista por 5,8 millones de personas solamente en México. En Estados Unidos, los 18,7 millones de espectadores, que se unieron a la transmisión y aumentaron significativamente el ranking del 2022, sin embargo, no lograron romper el récord de visualización que se había instaurado antes de la pandemia.

Aun así, resulta simplemente impresionante pensar como durante una noche, las miradas de millones de personas se concentraron en apreciar este evento que no solamente premia diversas categorías de diferentes producciones cinematográficas, sino que también, reúne a una cantidad importante de artistas consagrados de la industria del cine. La alfombra roja, las fotografías, las luces, los flashes, arman el ambiente para la llegada de las estrellas, quienes tienen la oportunidad de lucir los mejores y más bellos trajes del momento, en algunos casos, tratando de crear conciencia o simplemente imponiendo su presencia. Se une a esta premiación, además una serie de presentaciones especiales, números de baile, canto y otras sorpresas. Desde luego, los premios son lo más esperado, pues vienen de la mano de emotivos discursos que casi siempre logran ovaciones airadas que marcan el carácter conmovedor de este evento.

Con los años, la academia de cine, en su política de inclusión ha ido proporcionando nuevos espacios a grupos históricamente excluidos de estos espacios, un claro ejemplo de ello es Michelle Yeoh, quien se convierte en la primera asiática en ganar la categoría de mejor actriz en la historia de los Oscars. Este hecho es comparable en el que marco la premiación hace 20 años el 2002, cuando Halle Berry ganó este mismo premio. Los Oscars tardaron 74 años en reconocer a una actriz negra y 95 años en reconocer a una actriz asiática (Music Mundial). Los tiempos cambian, a paso lento, pero al menos de un modo u otro se están modificando.

Michelle (2023) y Halle (2002)

A pesar del gran despliegue de glamour que este evento pretende magnificar, no debe olvidarse que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas que organiza este encuentro anualmente, ha señalado que no existe un premio en efectivo, solamente el reconocimiento mayor a los ganadores y la entrega de la estatuilla. Misma que, curiosamente, no puede ser vendida una vez se la obtiene sin antes ofrecerla nuevamente a la Academia por el precio de 1 dólar. Esto no debería ser un problema, pues no se debe olvidar que todos los artistas y equipo técnico ahí presente ha sido ya previamente remunerado según sus contratos con sus respectivas productoras y la paga no es poca. Solo por nombrar un ejemplo, el ganador a mejor actor de este año, Brendan Fraser, recibió la simbólica estatuilla de los Oscars y la ovación de todo el público presente y distante, recuperando de esta manera años de su carrera, sin olvidar que la producción de The Whale ha pagado la suma de 10 millones de dólares a Fraser por su brillante actuación ¿nada mal, cierto?

Es posible que, después del Mundial de Futbol (que se juega cada 4 años) y el Super Bowl, los Oscars, sea uno de los eventos con más público espectador. Es también posible que, muchas de las películas que han sido nominadas no sean parte de las carteleras de cine comercial y que de serlo, estén disponibles por muy cortos periodos y en muy malos horarios, pues el cine comercial acapara casi siempre los mejores espacios. Entonces ¿por qué cada vez hay más gente comentando y consumiendo estos premios? ¿Es acaso solamente una moda, o un deseo de ver a nuestros artistas favoritos todos juntos, reunidos y a veces hasta revueltos, lo que hace que este evento cobre tanta importancia?

Sea cual sea el motivo de esa popularidad, me he puesto a pensar que sucede con otras galas de premiación importantes en el mundo. El premio Nobel, por ejemplo, creado en 1901 que este año cumple 122 años de existencia y que se festeja anualmente en Oslo o en algunas ocasiones Estocolmo, es considerado el premio más importante del mundo y premia varias categorías como ser Medicina, Física, Química, Economía, Literatura y Paz. En estos premios, al igual que en los Oscars existe también desigualdades, sobre todo en cuanto a género, pues la lista de ganadores denota que solo el 6% de los premios ha sido concedido a mujeres.

Los galardonados, no solamente reciben la mayor distinción a sus logros de investigación o trabajo esforzado que en muchos casos es de varios años, sino también una suma de diez millones de coronas suecas, lo que se traduce en unos 960.000 euros o poco más de 1 millón de dólares, es decir el 1% de lo que gana Brendan en The Whale. A eso, debe sumarse que, a pesar de que el evento se vio forzado a ser transmitido por primera vez durante la pandemia, lastimosamente, no existen registros claros que muestren cuantas personas visualizaron el evento. Lo que denota el grado de interés general que despierta en la comunidad este tipo de premiaciones.

Pues mientras el ganador del premio Nobel de la Paz, el activista político bielorruso Ales Bialiatski, de la organización rusa de derechos humanos Memorial y la organización ucraniana de derechos, pasa al olvido, El éxito de Fraser y Yeoh son ampliamente aplaudidos y reconocidos por el mundo. ¿Justo? Se lo dejo a su criterio.

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