«El veganismo popular boliviano»

En Bolivia, el vegetarianismo da un gran primer paso hacia la filosofía del veganismo, donde evoluciona una postura ética y política, la que va más allá de una dieta o corriente de moda, el veganismo se construiría junto al movimiento liberación animal, los distintos colectivos en defensa del medio ambiente, la lucha por la soberanía alimentaria, el movimiento indígena campesino, y el feminismo antiespecista, donde se encuentra una relación con los sectores oprimidos, que hace frente a la explotación no solamente de animales, personas y otras especies con vida como son los ríos, los cerros, entre otros.

«El veganismo popular» es un concepto algo nuevo para nuestra región, se contrapone al veganismo hegemónico, liberal, clasista, colonial y occidental, el cual se olvida de la politización, ya que este último presenta al veganismo como una estrategia de marketing para el sector alimenticio, que es solo accesible para algunas personas de élite o con alto poder adquisitivo.  En cambio, «el veganismo popular» se desarrolla mediante la inserción social, la educación alternativa y la interseccionalidad, que hace del veganismo algo accesible para toda la población.

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El camino

En Bolivia el camino hacia «el veganismo popular» es posible, desde la aplicación de prácticas como las «ollas comunes» que parten de un sentido de solidaridad, y que ha sido adoptada por esta corriente; son además, comunes en los conflictos políticos, la escasez o alza de precios de la carne o en este último tiempo de crisis con la pandemia y la precariedad que ha dejado, así también en situaciones y sectores de marginalidad.

Sin embargo, la riqueza y variedad de los alimentos que tenemos en nuestro país son poco valorados y apreciados, con un alto valor nutricional; la variedad de cereales, frutas, verduras combinada de manera adecuada complementan la alimentación vegana a diario. Así también, están la demanda de productos mínimamente procesados, orgánicos, provenientes de huertos urbanos, productos no transgénicos, productos de la región y de temporada, elaborados artesanalmente, que aportan directamente a la economía  local, que promueve una alimentación consciente, saludable y sustentable. En nuestro país los mercados populares aún son abundantes y accesibles, donde existen productos de todo precio y calidad, así con la llegada del veganismo se oferta proteína vegetal como el tofú, carne de soja, gluten, hongos, todos ellos a precios razonables.

Asimismo, se debe mencionar la comida callejera en la ciudad de La Paz, donde las opciones veganas están presentes en productos como:  hamburguesas de leguminosas,  sándwich de palta, leches vegetales, pesque, quispiña, tarwi cocido, variedad de fruta, zumos, licuados, sopa de fideo, fiambre, porciones de papa, yuca, arroz, fideo, pizzas, tucumanas, salteñas, galletas, frutos secos,  platos tradicionales de temporada ya veganizados como el fricasé, picana, plato paceño, guisos de todo tipo y otros.

Los restaurantes vegetarianos también han asumido el veganismo por lo que la mayoría tiene un menú vegano para sus comensales, el almuerzo completo tiene un costo de 15 bs en promedio variando la zona o el local llegaría a costar hasta 25 bs., poco a poco las opciones van apareciendo en diferentes espacios.

Medio ambiente

Cabe nombrar la relación de lo que comemos con nuestro alrededor es también importante, el veganismo se muestra como algo benéfico para el medio ambiente al momento de preocuparse por el calentamiento global, el consumo de agua y la explotación de la tierra. Esta relación se estrecha al punto de denunciar el extractivismo de la tierra presente en la mayor parte de territorio indígena en Latinoamérica, que causa alteraciones al ecosistema, la aceleración de la extinción de diferentes especies, que despoja de su estilo de vida y costumbres a quienes habitan estos territorios, otra de las causas son los incendios forestales que se han presentado en el último tiempo con diferentes emergencias que no fueron cubiertas por parte de los responsables.

Los bosques urbanos y las especies alrededor de las ciudades también presentan problemáticas en las que el veganismo incide, la resistencia por parte de vecinos y colectivos quienes son actores fundamentales en la defensa de estos espacios alimenta el poder popular empatizando con quienes convivimos.

El animalismo también se relaciona con el veganismo, al proponer el fin de la esclavitud animal, por lo tanto la defensa o lucha por los animales debería ser por igual, es decir que involucra a animales mal llamados de consumo, así como son los domésticos, silvestres y otros.

A manera de conclusión: «el veganismo popular» puede llegar a desarrollarse en nuestro contexto, en sintonía con nuestra realidad, aportando a la soberanía alimentaria, la salud,  la conservación y cuidado de la madre tierra, a la politización del veganismo y vegetarianismo como alternativa de consumo. El antiespecismo, la lucha por la liberación animal, la liberación de la tierra y la ecología social son prácticas que muchos colectivos ya conciben, indirectamente otros movimientos sociales y corrientes ideológicas toman muy en cuenta el tema de medio ambiente y con esto se visibiliza la problemática de la explotación animal, lo que genera respuestas y alternativas.

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