FORNO, un sueño que trasciende en el tiempo

Seguramente cuando en 1923 el industrial italiano Herminio Forno Canale, hizo realidad su sueño al fundar la primera Fábrica Nacional de Tejidos e Hilados en Bolivia, no se imaginaba que, casi 100 años después, su bisnieto junto a un equipo cultural multidisciplinario y con el apoyo del fondo de FOCUART, recuperarían la memoria y gloria de esta emblemática industria, que empezó con un sueño suyo.

Y es que, a través de sus archivos, fotografías, planos, álbumes y negativos en placas de vidrio, el proyecto impulsado por Roberto Forno Gisbert, gerente general del Grupo Forno, rescata más que solo documentos, rescata evidencias valiosas que narran las historias de largas horas de trabajo de hombres y mujeres que, dentro de esos espacios y con aquellas maquinarias, tejieron y vistieron sus sueños y ansias de un futuro mejor.

Algunos datos curiosos.

Durante muchos años, el trabajo intenso de la fábrica logró posicionar a esta empresa como líder dentro de la economía pujante de la época, además de un referente de moda con sus producciones textileras. Del mismo modo, fomentó la arquitectura y urbanismo de zonas como Achachicala y Pura Pura y mejoró las condiciones de subsistencia de los protagonistas de este rubro. Sus telas no solo vistieron a centenares de funcionarios públicos, obreros y estudiantes, sino también a los Colorados de Bolivia y a los valientes combatientes en la Guerra del Chaco, que partieron rumbo al frente, con las famosas frazadas de tropa encima de sus mochilas (1932 – 1935).

Fotografía del edificio industrial construido en los años cuarenta para el funcionamiento de la actividad textil. Foto Archivo Grupo Forno

Forno, siguió creciendo en infraestructura con los años, proporcionando espacios de vivienda y sedes sociales para sus funcionarios, con dormitorios, cocinas para hornear pan y cocinar, lugares para compartir, etc.

Se sabe que en algún momento un voraz incendio (del cual se desconoce la fecha exacta), intentó derrumbar el sueño. La crisis económica del país entre los años 80 y 90, fue la lenta y dolorosamente estocada que terminó con esta y otras fábricas.

No quedó entonces más opción que vender hasta la última de las maquinarias para pagar las liquidaciones del personal. Años después, la familia de Herminio, debatiría la utilidad que debiese darse a ese espacio, sopesando varias posibilidades, como la creación de un centro de entretenimiento o la adaptación del espacio para una cárcel o un hospital. Finalmente, los bisnietos de Herminio, impulsaron la creación del Grupo Forno, una empresa de almacenamiento y logística en la ciudad de La Paz, actualmente tiene 24 años de funcionamiento.

Vista del edificio de la sede social construido para viviendas y áreas de recreación para obreros y empleados. Fuente: La Razón, 13 de julio de 1943, foto del edificio de la sede social.

Renace el sueño

“¿Con qué sueñan los hombres que no le tiene miedo al fracaso?” se pregunta Tatiana Suarez Patiño cuando empieza a relatar su experiencia en este trabajo. Inicialmente ella fue contactada por Roberto Forno Gisbert, actual gerente del Grupo Forno y bisnieto del fundador de la fábrica, quién en ocasión al centenario de la creación de la empresa, vio pertinente invertir en la preservación de los recursos documentales que aún existen al interior de la ex fábrica para crear un archivo histórico y para escribir la historia de la fábrica fundada por su bisabuelo. Fue entonces cuando Suarez, especialista en conservación de bienes culturales y conocida divulgadora del patrimonio, contactó con dos colegas más: Pedro Aliaga Mollinedo, historiador y reskatiri de archivos y el arquitecto Darío Durán Sillerico, quienes junto a Roberto Forno, realizaron un trabajo previo de documentación y rescate en  2021, durante el cual, se implementó el tratamiento archivístico a la documentación de Manufacturas Textiles Forno para identificar, clasificar y describir la documentación histórica, así como también se recabó información sobre los procesos constructivos y las fechas de construcción del complejo industrial y sus demás edificios complementarios, indagando sobre la historia del espacio en su contexto geográfico.

Roberto Forno Gisbert documenta los procesos de conservación en los álbumes fotográficos.

La catalogación e investigación permitió al equipo acceder a valiosos recursos documentales, fotográficos y audiovisuales, en el primer caso: testimonios de los propietarios de las haciendas de Achachicala y las industrias que se fueron estableciendo en las riberas del río Choqueyapu y en el segundo caso: importantes colecciones fotográficas que ilustran el proceso de transformación del espacio ocasionada por la labor industrial. Con toda esta documentación hallada, se resolvió postular parte de esta documentación al Fondo Concursable Municipal de Promoción al Desarrollo, Salvaguarda y Difusión de las Culturas y las Artes 2022 (FOCUART), para así compartir y conservar la información inédita que se encontró durante los trabajos previos gestionados por el Grupo Forno.

Suárez menciona que de julio a octubre de este año se trabajaron en los siguientes documentos: la serie de Títulos de propiedad Achachicala y la Colección fotográfica. Se llevaron adelante, por un lado, trabajos de catalogación de los documentos y, por otro lado, trabajos de conservación, además de la construcción de sistemas de protección para el almacenamiento, manipulación y almacenamiento de todo lo preservado. Resultado de esta alianza, entre el Grupo Forno y el Municipio a través de este fondo concursable, es que se pudo catalogar, inventariar y conservar 1325 fojas de archivo, 5 planos, 6 álbumes, 116 unidades fotográficas y 29 placas de vidrio para que preserve una pequeña porción del patrimonio industrial fabril de la ciudad de La Paz.

Más allá del espacio y del tiempo

Reconstruir la memoria amerita un esfuerzo que, afortunadamente, el equipo de Suárez, Roberto Forno y el fondo FOCUART se animaron en esta ocasión a impulsar. Espacios como la ex fábrica FORNO merecen ser estudiados desde diversos puntos de vista, pues su importancia radica no solo en la influencia que tuvo en la economía del país, sino también en diversos espacios, como el apoyo y la obra social que desarrollo en pro de los trabajadores y obreros, o la notoria influencia en el desarrollo urbano y arquitectónico de estas zonas alejadas del centro paceño.

“¿Cuáles son los siguientes sueños que quedan por investigar?”, en un país tan diverso, con tantos sueños realizados y otros más por realizar, quizás queda preguntarle a este grupo de pioneros en rescate de patrimonio industrial y memoria cómo podemos como sociedad seguir rescatando estas memorias, apoyando más estudios, conociéndonos más entre nosotros y entablando diálogos que nos permitan seguir soñando cada día más.

Vista de los negativos en placas de vidrio y los sistemas de protección directa para los vienes documentales.

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