Foto de portada: Carlos Sánchez
El Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), con apoyo de la Universidad de Cartagena, de Colombia, realizó mediciones de aire en ciertas zonas de las ciudades de La Paz y El Alto y encontraron «niveles altísimos» de vapor de mercurio, metal utilizado en la minería aurífera. El monitoreo confirma la presencia de este compuesto tóxico en la atmósfera de dos de las ciudades más importantes del país, el cual es emitido por negocios dedicados a la refinación y venta de oro.
«Tanto en El Alto como en La Paz encontramos cerca de las empresas que hacen la fundición de amalgamas (de mercurio y oro) niveles muy por encima de las normas internacionales. En algunos casos nos acercamos a las fuentes de emisión y, por supuesto, las concentraciones fueron mucho más altas y están muy por fuera de los límites aceptados o recomendados internacionalmente para la protección de la salud humana», anunció ayer el investigador y experto en toxicología de la Universidad de Cartagena, Jesús Olivero.
Esta información fue difundida el lunes 17 de octubre en el seminario internacional llamado «Situación del Mercurio y sus Impactos sobre la Salud, Medioambiente y Naturaleza», organizado por al menos seis instituciones.
El estudio de monitoreo del aire se realizó hace algunas semanas en inmediaciones de la calle Tarapacá (La Paz) y Raúl Salmón (El Alto), lugares donde los fundidores queman estas amalgamas que llegan desde las zonas mineras auríferas en el norte del departamento. El mismo fue realizado después de que La Nube denunciara en un reportaje estas operaciones dañinas para la salud de la población.
El director del Cedib, Óscar Campanini, indicó que aún se analizan los datos numéricos encontrados para darlos a conocer a la población. No obstante, Olivero anticipó que se encontraron «niveles altísimos» de mercurio metálico suspendido en el aire.
El relator Especial de las Naciones Unidas sobre Sustancias Tóxicas y Derechos Humanos, Marcos Orellana, también se refirió a la quema de mercurio en las ciudades como «un problema» que debe ser atendido.
La medición del aire en estas ciudades chocó con algunos inconvenientes, recordó Olivero, ya que los fundidores se percataron de estas tareas y cerraron los negocios inmediatamente. «Cuando llegamos a las zonas donde sabíamos que los niveles serían altos por la actividad que ellos realizan quemando las amalgamas, alguien corrió la voz indicando que estábamos allí y cerraron todas las instalaciones donde realizan estos procedimientos».
El investigador añadió que «como el mercurio (evaporado y suspendido en el aire) es invisible, por supuesto todas las personas de los alrededores van a recibir el impacto directo de la exposición (…) Encontramos niveles muy por encima de la norma internacional, concentraciones mucho más altas».
Hasta el momento no se conoce que las autoridades municipales y nacionales hayan hecho algo al respecto. Olivero recomendó que las alcaldías realicen más estudios al respecto y un inventario de las principales emisiones de contaminantes, y así se puedan adoptar medidas de precaución.
La exposición al vapor de mercurio puede producir desde temblores, cambios emocionales, insomnio y un desempeño pobre en evaluaciones de función mental, hasta daños en los riñones, insuficiencia respiratoria y la muerte, de acuerdo a la EPA.
En el seminario internacional, el relator Orellana resaltó el incumplimiento del Gobierno boliviano en aprobación de un plan nacional de acción para reducir el uso de mercurio. «Preocupa que en vez que disminuya vaya en aumento», manifestó.
