Moda y fotografía: el discurso en Instagram

Si me preguntaran qué es lo que a mis 15 años llamaba mi atención, diría que la revista “Tú” se adueñaba de mis ahorros cada fin de mes, cuando en el quiosco de periódicos me daba cita después del colegio, para no perderme las últimas tendencias de moda, de chismes, de lugares favoritos, del famoso horóscopo, y hasta de los nuevos simbolismos implícitos en la jerga juvenil. Hoy, seguramente no sería lo mismo, más aun cuando al lado mío tengo el dispositivo móvil, que acorta las distancias y que me abre a un mundo más completo del que tenía a mis 15 años.

Pero, ¿qué es lo que se parece en estos tiempos a esa revista, que en años anteriores era lo más cercano a un gurú de vida? Instagram, digo sin darle muchas vueltas al asunto. Y es que, en la actualidad, esta red social que abarca 1.221 millones de usuarios activos en el mundo, se ha posicionado como el mayor referente de la iconografía pop, vale decir, como el medio desde donde surge un simbolismo cultural plagado de tendencias, que diariamente mutan, y de las que el conjunto social se ha apropiado.

Con sólo ingresar a esta red, el mosaico de fotografías se teje como una telaraña, nuestra mente, de pronto, se ve invadida por imágenes chispeantes, electrizantes, vivas, llenas del color, que apresuradamente se agolpan una tras otra. Si bien Instagram comenzó en 2010 siendo una plataforma de difusión de fotos con filtros bonitos, hoy es una galería de arte para la fotografía y una pasarela de moda, que se sujeta en un solo discurso: verse y promocionarse bien. 

Y, aunque algunos consideren que este discurso puede parecer superficial, no lo es, puesto que de acuerdo con la plataforma Hootsuite, la oportunidad de crear experiencias en Instagram, ha permitido a los usuarios, sobre todo en época de pandemia (2020-2021), desarrollar una marca personal, crecer y posicionarse en la comunidad digital. Visto de esta manera, se podría decir que gracias a Instagram los negocios han prosperado, pero también las personas han generado ingresos económicos a través del contenido realizado, y no porque Instagram las haya contratado, sino, por la visibilidad que han alcanzado desde la red frente a otras marcas.

Seguramente a más de uno ya nos ha picado el bichito por hacer lo mismo: sacar una foto panorámica en la punta de un cerro en cualquier lugar del mundo, captar un plano detalle de los ojos pintados al estilo Euphoria, o hacer un vídeo de unos 30 segundos, los llamados reels, cambiándonos de atuendo, dependiendo de la llegada de otoño o verano. Probablemente ya lo hemos hecho, y si no fuera así, ni bien hagamos clic sobre ese ícono colorido marcado en la esquina del celular, ya seremos parte de ese discurso, de ese enjambre de fotos de paisajes o de aquellas que nos vuelven fashionistas, casi expertos en moda, y le daremos like por el sólo hecho de habernos transportado a un universo paralelo, por haber creado en nosotros una nueva jerga.

Así es como algunos han decidido salir de la zona de confort y entregarse al viaje, a la carretera o a los cielos, motivados por algún instagramer que, con sólo fotos ha mostrado las riquezas del mundo. ¿Acaso esto no es curioso? ¿No parece inspirador? Lo mismo sucede con la moda, que diariamente se transforma y llama a la disrupción, no sólo por el hecho de vestir bien, sino, de sentirse bien, de probar y arriesgar, que a través de las telas y los colores también se le puede dar una vuelta al día. 

Y cuando el arte de la moda y la fotografía se entrelazan para ser una… ¡qué cosa más rica! 

Por eso es que, como muchos, también sigo las tendencias de una de las mayores redes sociales, que en cantidad de usuarios supera a plataformas como Facebook, Snapchat y Twitter. Y si debo nombrar a algunos instagramers bolivianos que, por su contenido, específicamente en viajes, fotografía y moda, ocupan los tres primeros lugares de mi ranking personal, fácilmente puedo citar a Andrés MacLean (theboliviantraveler), Chichita Arce (bychichitaarce) y Daniel Chin (danielchinphotography). Sin embargo, el ranking a nivel general en Bolivia, perfila a Anabel Angus (anabelangus), Gabriela Zegarra (gabyzegarra_gz) y Grisel Quiroga (griselquiroga), como las bolivianas con más seguidores en Instagram.

Y, bueno, como el dicho manifiesta: “nada está escrito”, seguramente ese discurso que hoy es un manifiesto para nosotros, también se amoldará a las nuevas generaciones y a sus códigos culturales.

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